Realidad virtual, inteligencia artificial, biometría, entre otros, son tecnologías que pueden lograr un impacto real en la experiencia de tus clientes ¿cierto?
Bueno, eso depende.
Y es que como sucede en la mayoría de los casos, no todas las tecnologías son aplicables a todas las empresas. Tu éxito como profesional radica en aprender a filtrarlas y utilizarlas de manera correcta.
Más aún ¿qué sucede cuándo un nuevo recurso tecnológico en vez de ayudar termina por costarte más de lo produce?
Antes de tomar una decisión sobre si es conveniente implantar una nueva tecnología en tu negocio o empresa deberías tomar en cuenta al menos los siguientes tres aspectos:
1. ¿Ayudará a tus clientes a aliviar un problema o necesidad?
En este punto es vital entender lo más posible a tu cliente. ¿Qué busca y cuáles son sus principales problemas?
Una vez que identifiques esos puntos podrás reconocer si tu nueva tecnología realmente les está ayudando de alguna forma.
2. ¿Mejora el servicio al cliente?
Cualquier nueva tecnología implantada en una empresa debería colaborar a mejorar el servicio al cliente. Debería, en complemento. ayudarte a cumplir los objetivos de tu marca de cara a los clientes.
3. ¿Diferencía o personaliza la experiencia del cliente?
La tecnología debería colaborar en crear una experiencia de compra única para cada cliente, entregarle verdadero valor.
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