Sabes que siempre lo digo: las emociones no son buenas ni malas...son necesarias.Aún así, hay veces que pueden jugar en nuestra contra y es cuando se convierten en emociones desadaptativas...o incluso patológicas.
Hoy te explico la diferencia, en el caso del miedo, entre estos conceptos y como siempre, con pautas para llevar a la práctica.
Vamos al lío!
1. Miedos...y miedos.
Como comentaba en la entradilla, las emociones de entrada son ADAPTATIVAS, esto es, nos permiten adaptarnos al entorno y responder a él de manera que aseguren nuestra supervivencia. Por ejemplo, que cuando alguien me adelanta de manera imprudente yo sienta miedo, me pone en alerta para poder reaccionar de forma refleja si es necesario, por eso es una emoción que tiene una utilidad, tiene sentido. Igualmente, que mi hijo enferme y yo sienta miedo es lo que sirve para que le lleve al médico y garantice su pervivencia.Estos son ejemplos de miedos adaptativos. El miedo se convierte en una emoción desadaptativa cuando en lugar de ayudarme a vivir en el medio, me perjudica. Por ejemplo, si me da miedo conducir y eso hace que nunca coja el coche para nada, y tenga que depender de otras personas, mi miedo es desadaptativo porque me hace menos autónoma.
Si llevamos este miedo a un extremo, ya estaríamos hablando de un miedo patológico (como las fobias). Imagina, por ejemplo, que ni conduzco, ni soy capaz de montar en coche, ni siquiera en taxi porque no lo soporto...me enferma. Eso es un miedo patológico.