El poeta en efecto tiene un gran porvenir… de resucitado, resucitado además ya sin nada hostil e incluso adornado con todos los encantos, pero mire usted, André Parinaud, ese porvenir es el único al que aspira. Me dirán que es un poco fuerte, pero así es. Recuerden cuando a fines de 1940 la palabra “Resistencia” era apenas susurrada, en todo caso todavía no había, dentro del país, nadie concreto que respondiera por ella. Todo entonces podía parecer consumado; bajo la férula de Vichy parecía que en lo moral debía imponerse a toda costa un código de estupidez estruendosas recubriendo sórdidas astucias, código muy vinculado a la escasez alimentaria. Pues bien, cuando ese envilecimiento sistemático parecía más que nunca sin salida, entonces esos acentos de Baudelaire me llegaban como traídos por la emoción de todos aquellos que como yo habían sido o eran sensibles a ellos, con la certeza de que esa sensibilización no podía ser en vano y que la pesadilla que atravesábamos sería barrida. Esa es la verdadera inserción, la verdadera incorporación del poeta en la vida social: ¿qué más puede pedir sino ser esa boya fosforescente en el naufragio?
André Breton
Conversación con Francis Ponge y Pierre Reverdy
“Encuentro y testimonios” dirigidas por André Parinaud
Editorial: Adriana Hidalgo
Traducción: Silvio Mattoni
Foto: André Breton
Previamente en Calle del Orco:
La vergüenza de ser un hombre, Primo Levi