Sería estúpido pensar que, como en cualquier otro ámbito, todos los que jugamos a videojuegos lo hacemos solo por puro entretenimiento o consumo, si bien es cierto que es a esto último a lo que nos está empujando el modelo actual de la industria, un tema que ya he tratado en otras ocasiones y sobre el que no hace falta volver. Sí, los videojuegos están hechos con el fin de pasar un rato, bueno, varios más bien en los que no pensemos en otra cosa que en disfrutar de la propuesta que para nosotros crearon expertos en diversas disciplinas informáticas (programación, gráficos, sonido, etc) pero he aquí que la unión de todo ello consigue a veces no solo entretenernos sino emocionarnos incluso hasta el punto de llegar a derramar alguna lágrima. En este post voy a mencionar los ejemplos más representativos de esto a nivel personal. ¿Coincidiremos en alguno?
No quiero comenzar sin antes decir que estos juegos que me dispongo a listar son aquellos que he llegado a jugar una gran cantidad de veces a lo largo de los años pero que, a pesar de ello, me siguen emocionando igualmente porque tienen algo que los hace especiales, únicos y diferentes al resto. Son muchos más los que he disfrutado, que me gustan y que recuerdo con cariño pero solo unos pocos se encuentran entre los elegidos, en la élite. Aclarado esto, vamos allá...
Saga "Streets of Rage" (solo los dos primeros)
El juego de peleas callejeras de Sega siempre ha ocupado y ocupará un lugar muy especial en mí corazón pues su primera entrega fue uno de los juegos con los que me estrené en el mundo de las consolas. Incontables son las horas que tanto solo como en compañía de algún amigo he pasado, pad en mano, acabando con miles de enemigos al son de la majestuosa banda sonora firmada por el genial Yuzo Koshiro. Tal fue su impacto que aún continúo a día de hoy tarareando a menudo algunas de las melodías de estas joyas atemporales, a las que por supuesto sigo jugando de vez en cuando.
"Golden Axe", "Wonder Boy III: Monster Lair" y "Shinobi"
También, independientemente de la enorme calidad técnica y jugable que los tres atesoran, su música tiene mucha culpa en el nacimiento y posterior aferramiento en mi interior de dicha emoción. Y es que si algo sabía hacer bien Sega era dotar de un alma única a todas sus composiciones sonoras, las cuales eran capaces de sumergirte en los distintos universos plasmados en la pantalla y hacerte vivir con intensidad los desafíos que cada uno presentaba. Y prueba de esto es que los juegos mencionados y sus respectivas historias son y seguirán siendo inolvidables para mí, pase el tiempo que pase.
Saga "Panzer Dragoon"
Ya lo dejo claro siempre que escribo una descripción de mi perfil: "Amante del deporte, los videojuegos, el misterio y las culturas antiguas". Y da igual si estas fueron alguna vez reales o si son inventadas, pues el efecto es el mismo. La ancestralidad evoca en mí una sensación que casi nada a nivel de presente o futuro es capaz de conseguir. Vivo más lo antiguo que lo moderno y ello se nota cuando me topo con juegos como "Panzer Dragoon", cuya propuesta en todos los casos salvo uno es de un juego "sobre raíles" en el que debemos acabar a tiros con todos nuestros enemigos mientras se nos presenta una épica historia que sirve de trasfondo a la acción. Cuando conocí su primera entrega en 1995 no tuve la menor duda y más de veinte años después me sigue pareciendo sublime al igual que todas las que le sucedieron.
Saga "Syberia"
Existen multitud de aventuras gráficas que son clásicos dentro del mundo del videojuego, pero no ha sido nunca un género en el que me haya prodigado mucho, sobre todo por su origen ya que el PC nunca ha sido para mí una plataforma a la que tuviera mucho afecto. Naturalmente, ello no quiere decir que no me gusten. De hecho incluso es posible que hoy disfrutase de estos juegos pero hay uno que por su historia, ambientación y carisma de su protagonista me atrapó desde el primer momento: "Syberia". La aventura de Kate Waker me cautivó profundamente hasta el punto de que, si mañana anunciaran una cuarta entrega, probablemente me haría con ella sin dudarlo.
"Beyond Eyes"
Estoy seguro de que son muchas las joyas que se ocultan en el cada vez más masivo mercado "indie" pero resulta complicado conocerlas todas, sobre todo cuando no existe la posibilidad de probar los juegos antes de su compra. Sin embargo hay ocasiones en las que no es necesario hacerlo pues lo que se presenta tiene tanta fuerza, tal poder que uno no puede sino caer rendido para, posteriormente, abrazar aquello que le ha impactado como quien lo hace a ese amigo o amor de toda la vida al que hace años que no ve. "Beyond Eyes" es un juego muy breve (se puede acabar perfectamente de un tirón) pero todo en él es sumamente precioso y cala hondo si se tiene un mínimo de sensibilidad hacia la infancia y a un problema como la ceguera. Por desgracia es un juego digital que no podré conservar más allá de lo que me dure el disco duro de la PlayStation 4 pero jamás lo podré olvidar.
"The Elder Scrolls IV: Oblivion"
Conocí la afamada saga de rol de Bethesda en su tercera entrega pero entonces no sentí lo que, años más tarde, me daría este juego, el cual es y con diferencia el que más horas me ha tenido frente a la pantalla en toda la pasada generación y parte de esta. Tiene fallos como cualquier producción actual de su escala pero incluso con ello la emoción que produce perderse por los bosques y praderas de Cyrodiil y contemplar los atardeceres o el cielo estrellado mientras se escucha algunas de las piezas musicales que suenan de fondo es algo que no tiene precio, al menos para mí. Su secuela, "Skyrim" también me ha dado mucha diversión y momentos épicos pero nada de lo vivido ahí tiene que ver con lo que me ha proporcionado "Oblivion" a lo largo de los últimos años.
Saga "Shenmue"
Quienes me conocéis seguro que sabíais que finalizaría con este juego o, mejor dicho, con esta saga. Y no es para menos, ya que "Shenmue" es para mí mucho más que un juego. Lo he dicho muchas veces y lo diré las que hagan falta pero tampoco quiero cansaros. Pocos podrán comprender lo que la más grande creación de Yu Suzuki despierta en todos los que la hemos vivido, en lo evocador de su mensaje, en la empatía que se siente hacia cada uno de los personajes principales. No se trata del enorme legado que deja por haber sido pionero en mecánicas que harían grandes a juegos posteriores, no, es algo más, algo que difícilmente se puede explicar solo con palabras. Es tal lo que en mí produce que he llegado a hacer cosas que jamás haría con ningún otro juego como, por ejemplo, financiar una nueva entrega en KickStarter. No importa lo que haya que esperar a que esta futura tercera parte vea la luz porque estoy convencido de que merecerá la pena y si como dijo el propio Yu tiempo atrás, se hace necesaria una cuarta ahí estaré de nuevo poniendo mi grano de arena para su creación.
Me he dejado algunos juegos en el tintero porque es imposible nombrarlos todos pero también merecerían estar en la lista antes mencionada clásicos como el primer "Sega Rally" y el genial "Nights Into Dreams", ambos en Saturn, o joyas de las recreativas como "Rastan", "Rainbow Islands" o el inmortal "OutRun" por poner solo unos pocos ejemplos. Llevo muchos años en este mundillo y grande es la cantidad de juegos que han pasado por mis manos, lo que hace inevitable que alguno se quede fuera de este post, el cual no quiero cerrar sin deciros una cosa más y es que, salvo que sienta la necesidad de ello, este será mi último aporte a la comunidad como "Mr. Gamepad". Creo honestamente que, a pesar de que podría hablar de un montón de juegos, ya no puedo ofrecer nada que no podáis encontrar en cualquier otro sitio. Aquí quedará pues, al menos mientras Google así lo quiera, este legado digital con el que espero haber ayudado a hacer de los videojuegos y lo que significan para quienes los usamos algo mejor.
No obstante no diré "adiós", tan solo "hasta la próxima" porque siempre hay que dejar la puerta abierta a un posible retorno. Muchas gracias a todos los que habéis visitado este humilde blog y habéis dejado en él vuestra impronta en forma de comentarios además de compartir su contenido en alguna ocasión. Saludos.