Cuando Lidia García (@thequeercanibot en twitter) lanzó el primer episodio de su podcast " ¡Ay, campañeras! " y empezó a moverlo en twitter, estábamos en pleno confinamiento de la pandemia. Ella misma cuenta que lo grababa en su cuarto de baño, con su ordenador, en cuclillas frente al water porque era el sitio en el que el sonido quedaba más limpio (esto me lo acabo de inventar, pero me imagino que sería una cosa así).
Y me enganché a los capítulos del podcast y, por cosas de la vida, lo dejé de escuchar hasta hace unas semanas, en que me bebí (auditivamente hablando) los últimos capítulos de esta maravilla de programa.
Porque Lidia, sin saberlo, me ha reconciliado con muchas cosas. Con el cante de mi tierra, considerado durante mucho tiempo "de segunda" desde que estalló la modernidad (aunque siempre hubiera un sector coplero incondicional). Con la costura, que, aunque no le dedico el tiempo que me gustaría, me parece un arte complejo y cargado de paciencia. Y con la cocina. Me dirán "vaya con la feminista, qué tradicional me ha salido". Y es que el feminismo también es reivindicar que cada una elija los roles que quiera (siempre y cuando nos den opciones, claro, y no sea algo impuesto cultural y socialmente). De jovencita no me gustaba reconocer que me gustaban algunas cosas (y otras no sabía ni que me gustaban).
Con Lidia he aprendido, a lo largo de estos dos años de escucharla de forma "entrecortada" (y de repetir algunos de los capítulos), a aceptar algunas de estas pasiones. Una, que es lerda y corta para muchas cosas, agradece que le enciendan la lucecita a través del arte, porque arte es lo que tiene esta murciana: arte, inteligencia y saber contar. Y me alegro infinito de que todo el trabajo de su tesis esté dando frutos más allá de lo académico, como la gran divulgadora que es, llegando a personas como yo, iluminándome y haciendo que me reconcilie con una parte de mí misma desde el conocimiento profundo de lo que significan la copla y el cuplé.
Lidia acaba de publicar un libro y anda por los pueblos polvorientos (y no tan polvorientos) de España haciendo las presentaciones pertinentes. Si tienen oportunidad, no se la pierdan. Porque ella nos habla de esa España. Esa que merece la pena conocer.