No hay nada que satisfaga más que ver como las cosas van como tú quieres que vayan. Hablando de productividad personal y explorando el método GTD para canalizar mi actividad y obtener resultados he obtenido la capacidad de ordenar mi rutina, identificar lo que se puede convertir en un problema, o actuar con suficiente prevención para evitar que ningún compromiso me coja desprevenido. Pero el control de lo que hacemos no implica necesariamente obtener el control de nuestra vida.
Cuando has conseguido ordenar tus asuntos y consigues disfrutar de tu rutina tienes la sensación de que avanzas, pero ¿realmente es así? Tienes un propósito y unos objetivos realistas, bien definidos por los que puedes trabajar, ¿o sólo estás caminado sin moverte de sitio?
Imagen vía Anant N S (www.thelensor.tumblr.com) bajo licencia Creative Commons
¿Cómo se las cosas no van bien?
El primer punto es identificar estas situaciones. Estamos tan inmersos en nuestra actividad – el día a día - que no nos planteamos ciertas cuestiones del tipo: ¿hacemos lo que realmente quisiéramos hacer? Quizás nos gusta nuestro trabajo pero hay algo que perseguimos, una ilusión, un sueño, o un plan a 5 años que diseñamos hace tiempo pero que poco a poco hemos ido dejando de lado. Nuestro gran enemigo es la comodidad, creando una falsa satisfacción provocada por los resultados obtenidos de nuestro trabajo. No nos marcamos objetivos ni retos ambiciosos, y de esta manera no podemos avanzar. Nos mantenemos en movimiento, pero sin una dirección definida.
Otro gran problema es marcarse objetivos que no están en armonía con tu plan de futuro, con tu propósito o tus valores. Haces un trabajo que realmente no es tu elemento, tú lo sabes pero sigues adelante porque las cosas te van bien, progresas profesionalmente y con la intención de continuar en esa línea te marcas metas que te permitan ser un mejor profesional en dicho campo. Dedicas recursos y tiempo a formarte. No estoy diciendo que sea un error, llega un momento que tenemos que elegir una línea a seguir y muchas veces implica rebajar el peso de otras áreas de nuestra vida, o simplemente abandonarlas.
Finalmente, si has conseguido encontrar tu meta, el estilo de vida que te gustaría llevar y has empezado a trabajar para edificarlo, puede que llegue un momento donde te quedes sin proyectos significativos, donde todo quede parado. ¿Porque? Por el miedo a tomar decisiones difíciles, por el rechazo a salir de tu zona de confort. Te das cuenta y cambias la perspectiva, reorganizar tu actividad pero sigues sin cambios significativos. Obtener grandes resultados, implementar un cambio a este nivel, muchas veces implica un proceso de aprendizaje y cambio en ti mismo. Si no avanzas quizás haya llegado el momento de buscar ayuda.
¿Qué es lo que realmente quiero hacer?
Imagínate que después de años de estudio y de trabajo, habiendo cultivado una carrera profesional encuentras algo más. Puede empezar como una afición cultivada en el tiempo libre pero que tiene cierta repercusión en tu faceta profesional, puedes aplicar lo que aprendes y mejorar tu trabajo, algo similar a los que nos pasa a muchos con la productividad personal o en el desarrollo de una identidad en las redes sociales. Tu trabajo te sigue gustando, pero lo que haces fuera de la oficina te empieza gustar, empiezas a mejorar tus habilidades, a aumentar los recursos que le dedicas, a difundir lo que aprendes en la red ya crear una faceta como experto… ¿Qué pasa? Pues que te preguntas si te podrías ganar la vida ello…
Es un ejemplo de lo que le pasa a tantas personas que inician un blog sobre un tema específico y que se plantean dar el salto y convertirlo en su profesión. O el caso de muchos profesionales de las tecnologías de la información que empiezan a desarrollar aplicaciones para móviles, u otros gadgets, y las distribuyen a través de los markets de las diferentes plataformas. El talento se convierte en algo tangible. Y de repente sientes una malvada voz en off: ¿Pero de verdad lo quieres dejar lo que ya tienes y construirte un futuro a partir de tu pasión?
Tiene que haber unos criterios para elegir y obtener lo que uno busca. Un método como GTD nos habla de la necesidad de definir unos valores y el propósito que perseguimos en nuestra vida. Difícil de definir, pero necesario. Si somos capaces de plasmarlo por escrito, de definirlo, contaremos con unos criterios a aplicar en este tipo de decisiones. Una vez superado este punto podremos seguir adelante, crear un plan a largo plazo y trabajar para llegar. Si se presenta una situación que no estaba en el esbozo inicial, como las mencionadas, podremos evaluarla en función de nuestro propósito y de nuestros valores. Tener algo donde agarrarnos para decidir. Continuará sin ser fácil, pero contaremos con una base.
No resulta tan fácil. Necesito un empujón
Aunque sabemos cuál es nuestro leitmotiv, el cambio resulta un muro demasiado alto. Si venimos de un entorno conservador e inmovilista, donde se equipara lo que haces con lo que eres, o simplemente no se está acostumbrado a cambiar y a lo que todo ello supone, puedes entrar en vía muerta. Tienes alguna idea para convertir lo que haces en algo más que una afición, busca el consejo de los que lo han hecho antes que tú. Desde intentar seguir su trayectoria hasta ponerte en contacto y preguntar. ¿Qué puedes perder?
¿Estamos hablando de algo más serio? ¿De crear un negocio? Si no sabes por dónde empezar, a día de hoy hay un amplio abanico de profesionales que te pueden asesorar sobre cómo debes hacer las cosas para no estrellarse contra una pared. No tienes ninguna garantía de que las cosas funcionen, es el riesgo de emprender, pero pueden ocuparse de darte perspectiva y encauzar el proyecto. Contar con un soporte para no tener esa sensación de adentrarse en una selva oscura y desconocida.
En otro plano están aquellos que te ayudan a gestionar tus temores, a definir y concretar lo que buscas, acompañándote en la definición del camino para llegar. Lejos de los servicios de consultoría, hablo de los coach y de la técnica para ayudarnos a mirar en perspectiva y creer en nuestras posibilidades.
Controlar lo que nos rodea, navegando hacia donde realmente nos interesa. Si has pasado por alguna de estas situaciones, con la presencia de cambios sustanciales en tu carrera o la materialización de alguna de tus ideas (con ayuda de otros o por ti mismo), dedica 5-10 minutos para compartir la tu experiencia. Como comentaba, contar con el ejemplo puede animar a otros a dar un paso adelante para tomar el control más allá de lo aparente.