Revista Espiritualidad

Esa palabra…

Por Juanantoniogonzalez

ESA PALABRA…

Por Amparo Estévez Saviza

CASI TODO LO QUE DICE EL VÍDEO es verdad en cierto modo. Pero visto desde el lugar de una mujer huele a miedo.

Ésto que pasa aquí se camina a través de los años, se sucede como un andar sin pausa a partir de esperar y amar, de entregarse en cada sueño y en cada realidad.

Una mujer jamás es eso “puta”. Jamás lo será. Jamás lo considera en su mente ni en su corazón. Tiene conciencia de su cuerpo como mujer y madre, al menos lo siente como algo suyo que solo quiere compartir con quien ama.

Nadie que no conozca su cuerpo en todo su valor como la mujer podrá entregarlo, valorarlo y hacerlo tesoro que guarda vida, tal cual ella lo hace.

Cuando una mujer camina la vida se encuentra con hombres buenos y malos, por darles un adjetivo simple.

En ese camino aprende a defenderse o a humillarse. A buscar la concreción de sus sueños o a aceptar que por ser mujer en un mundo machista, se ve sometida al maltrato de hombres cobardes, que no saben o no les importa quién es esa mujer que les obliga a ser eso, precisamente, un hombre.

Sentirse hombre implica haberlo visto, experimentado como felicidad o sufrimiento, desde la infancia, en el hogar, en la figura del padre…Faltando el padre, el niño busca referentes, un tío o un abuelo etc.

Si esa experiencia es nefasta, nunca entiende o al menos le es difícil ubicarse en el plano de ser un hombre y lo digo en el sentido del trato con la mujer. El padre es fundamental…

Casi nadie explica la sexualidad. “Así como un hombre no es nada sin una mujer, la mujer tampoco es nada sin un hombre que funde su hogar” Concepto que es cuestionable en tiempos actuales…

Una mujer, generalmente sueña con un hogar, con hijos. Es su naturaleza.

Muchas mujeres van por la vida e incluso cuidan y ven crecer a sus hijos solas. Pero no es lo óptimo.

Cabe preguntarse: ¿Cuál es el sueño?

¿Una carrera en la cual cada uno se sienta feliz?

¿Un trabajo que brinde la satisfacción del cumplimiento porque es vocación?

¿Conocer el amor como en segundo plano, priorizando la vocación?

O tal vez:

¿Formar un hogar con hijos poniendo la prioridad concretamente a todo lo que apunte a la excelencia de sus componentes: amor, trabajo, subsistencia y más?

A estos interrogantes:

Es muy difícil contestar sin una profunda reflexión.

Sin conocer con quién se va a desarrollar cada uno, junto a quién va a transitar su camino CADA PERSONA, es todo un desafío.

Ahí es donde aparece el Proyecto de vida.

Casi siempre:

Ahí es donde el bote hace agua. Porque algunos enfrentan la vida sin proyectos, sin ideas propias, sin el convencimiento de algunos parámetros que se presentan dudosos o se desconocen.

Ahí es donde la mujer y el hombre cuentan consigo mismo, con la estructura de su formación como ser e individuo y muchas veces no se está preparado, no ha sido educado, no se ha formado en el carácter, en la virtud, en el respeto, en el conocimiento cabal de lo que representa ser un hombre o una mujer.

Ante esto la mayoría sabemos lo que pasa. Desde remotos tiempos el hombre es sustento de su esposa y prole, cuidado y vigilancia de las agresiones externas, construir la vivienda segura y el lugar de estancia.

La mujer en cambio es el corazón puesto en cada cuestión de la familia, sentimientos de aunar todos sus miembros en el bien común, enseñar. Alimentar con su leche amamantando y elegir los alimentos y cocinar para los hijos y esposo o pareja.

Lo primitivo fue evolucionando y las costumbres reflejan hogares diferentes pero que en esencia son los mismos. Un padre que provee y una madre que cuida…

Tuve la oportunidad de conocer a alguien que decía “Si quieres venderle una máquina a un chacarero, habla con su mujer”.

En ese papel importante que juega la mujer en el hogar, subyacen conceptos de comportamiento:

Ejemplo:

La mujer decide porque el hombre no lo hace…y éste suele no hacerlo por varios motivos:

-Porque confía en el criterio de su esposa

-Por comodidad

Es decir que en esos hogares de la tal llamada “sisebuta” personaje de mandona

(sisebuta-femenino (sustantivo) (americanismo) Mujer muy mandona: su esposa era una sisebuta que lo tenía firme); es una fama que no siempre resulta de un hecho fortuito, sino que proviene de una real necesidad de llevar las riendas de un hogar cuando el hombre no lo hace…

Creo y me perdonan si me equivoco, que el hombre se ha dejado estar y hoy la mujer hace y busca su destino en la lucha.

A veces soltera en una oficina, en un laboratorio, en la calle etc. en dónde el hombre quiere conservar sus derechos basados en que creen ser más hábiles para tal o cual tarea y no le dan a la mujer su lugar a demostrar que tal vez pueden.

En el hogar pasa lo mismo. Si la mujer se toma cierta licencia, es criticada por el hombre que teme ser desplazado y ese miedo hace que injurie con palabras como la tratada aquí o bien, si es por naturaleza violento, actúe y trate de someter con golpes y hasta la muerte.

Se tiene miedo de vivir. Se rechazan oportunidades de ser armoniosos, por desconocimiento de los valores de las relaciones humanas y de pareja. Porque no se ha priorizado el respeto por los otros y la necesidad de dialogar y llegar a acuerdos.

Entonces un hombre se encuentra con una mujer desorientada o bien firme en sus ideas y consciente de su responsabilidad y saberes. O bien una mujer se encuentra con un hombre que no sabe tratar a la mujer, que demuestra falencias fundamentales en las relaciones por desidia e ineptitud…

¿Cómo debe ser un hombre?

Solamente puedo decirlo desde mi punto de vista de mujer: Un hombre lo es cuando conoce la diferencia de sí con el otro sexo. Respeta a la mujer, le permite desarrollarse en libertad y es capaz de verla tan capaz como él para sentir, cuidar la relación de pareja y trabajar en aquello para lo cual se preparó, con la misma responsabilidad que él.

Que verla más débil se refiera a lo físico y no a los principios propios del pudor y la femineidad; de aquello que enfrentan en las relaciones de pareja sea motivo de conocerse y respetarse, acompañando, criticando si es necesario y recibiendo también las críticas, para el crecimiento personal y de convivencia feliz, apuntando las acciones a su bien y no a considerarla intelectualmente menos. Respeto y confianza son importantes para admirarse mutuamente y hacer crecer el cariño, respetando su libertad…

Aquello del hombre que se saca su saco para que ella no tenga frío, enamora, pero es una actitud que desencanta cuando se compara con otros niveles de poco cuidado que luego se ponen de manifiesto. Es un equilibrio tan sublime que solo el amor de verdad sostiene.

La violación y el insulto de “puta” tienen un denominador común: el miedo y la ineptitud tal cual lo dicho…

Hablo de violación en el sentido de insultar a una mujer diciéndole puta, “dejándola sin argumento cuando ama”, y ella queda muda, viendo cómo se cae el velo de los sueños y se convierte en una mujer incomprendida como tal, paralizada para convertir la realidad en otra cosa.Y perdona, pero ya no es la misma y tarde o temprano saldrá a buscar otra realidad, pero ya con otro enfoque de la vida… Y aparece el hombre pidiendo perdón, haciendo alarde una vez más de su poca visión de los hechos, sin darse cuenta que el error no es tal, sino una falta de actitud como hombre.

Una mujer debe saber que cuando un hombre dice “puta” está diciendo odio a las mujeres. Lástima que no lo saben y se regordean hablando con otros que adolecen de lo mismo…

(No piensen que imagino a las mujeres perfectas, pero eso lo veré en capítulo aparte).

Y así la mujer sale a exigirle a la vida su lugar y lucha desesperadamente o se rinde…

Una mujer rendida se deja llevar solo por el instinto progresivo de sentir el placer que un hombre perverso le enseña y su cuerpo llora por dentro, porque esas lecciones no son producto del amor. Son el desahogo de hombres que sienten el placer de humillar en sus propios apetitos sexuales y en considerar a la mujer como cosa…

Allí deberíamos detenernos en los términos: Prostituta y Puta.

(La diferencia está planteada aparte).

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Amparo Estévez Saviza

En estos tiempos se vive lejos de aquello que el hombre y la mujer traen por su naturaleza.

Y permítanme usar una metáfora…Se fijan reglas que tienen más que ver con la superficie de la tierra que con el fuego de sus profundidades.

El lo profundo arde la tierra y genera vida, movimiento, mareas, y también terremotos.

Terremotos que nos sacuden y hacen reaccionar.

Una mujer y un hombre son la tierra venerada por sus frutos. No se puede sembrar escupiendo la semilla.

Aquel que derriba árboles y los quema solo logra ocultar el sol con el humo por algún tiempo, pero quien siembra y cuida el cultivo mira al cielo por momentos, rogando por lluvia, sabe que es necesaria, la acepta, cuida la planta y seca lágrimas de tormenta con la ternura.

En otras la pasión de su profundo fuego y misterio, da lugar al amor.

Y nadie se atreva a desafiar al mar. El marinero más habilidoso no ha podido salvar su embarcación porque sus brazos solos, sin su corazón y razón no fueron suficientes…

Un capitán preparado encuentra cómo manejar el timón con la sola compañía de la brújula…

amparorules.wordpress.com

@alondravaley

AMPARO.ES

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Siguiente nota del blog: http://monathehutt.blogspot.com.ar/2006/01/puta-o-prostituta.html


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