Revista Cultura y Ocio

Esa sensación en la nuca

Publicado el 11 marzo 2015 por Javier Ruiz Fernández @jaruiz_

Te has calmado. Bebes poco; trabajas, en algo; pero se te escapan las ideas. Mientras, llenas los días con cosas que no quieres hacer.

Tienes pareja; y ella y tú no sois el problema: os lleváis bien; todo es la leche, aunque aún era mejor cuando la gente no os decía todos los pasos que esperaban que siguierais.

Te levantas, trabajas, vas a comer, sacas al perro. Después intentas darle vueltas a qué hacer; o prescindes de ello, y miras hacia otro lado, hasta que cierras los ojos; y repites.

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Al ver el grafiti, alguien preguntó: “Cuando se acaben los árboles, ¿cuál será su dieta?

El perro ladra, y te preocupa que el perro ladre, porque estás haciendo cosas; estás haciendo cosas que antes no te preocupaban en absoluto. Entonces suspiras. Pero ni tú sabes por qué suspiras. Quizá porque el perro se aburre, y no podéis salir a pasear. O porque ya son las once de la noche, y sigues con ese proyecto en mente. Ese sí, el de la gran empresa, el de la empresa que te asegura continuar alzando tu propia infraestructura.

Donde cobras a treinta días, y pagas a sesenta; donde ya estás corriendo dentro de la rueda, de esa en la que tú y todos creíais que era estúpido meterse. Hasta que empezaste a aplastar a otros bajo tus pies. Y ya nadie te llama estúpido; bueno, quizá Salinger, que escapó entre el centeno, pero nunca más lo hace tu contable, tus clientes o tu madre.

Porque la ética es otra cosa; una cosa es la ética y otra cosa son los negocios. Y creías que iba a ser la hostia. Aquello de trabajar por tu cuenta, y luego tener otros a tu cargo, y colocar cargo sobre cargo; pero no.

Y antes o después empiezas a dudar. ¿Me compro un coche porque lo necesito o lo necesito porque me lo compro? Y ordenadores, impresoras, floreros, sacapuntas… ¿Todo eso es necesario? ¿Alguien lo sabe? ¿Acaso importa?

¿Qué es lo que duele?; ¿qué es esa sensación en la nuca? Algo pesa mucho. Mucho. Y por un tiempo crees que es el trabajo, e intentas bajar el ritmo, o cambiar. Pero no es el trabajo, ni el ritmo, ni las cosas: eres tú; eras tú. ¿Y ahora?

Bueno, solo es un lunes anómalo, dices en voz alta.


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