Hace muchos años, cuando se empezaba a escuchar la palabra Ubuntu, desde Canonical podías pedir CDs de Ubuntu para que te llegaran por correo postal a casa. Aunque la forma de distribución, y que encima fuera gratis, era novedosa. Es más, un tiempo atrás estuve buscando, junto con un amigo, la forma de comprar un CD de alguna distribución, con un envío relativamente rápido (en algunas páginas ponía que el envío a España podía tardar hasta 2 meses), de la misma forma que podías comprarte un Windows.
Pero claro, en aquella época, creo que tendría unos 4Mbps de bajada, teóricamente, a lo que habría que quitar el tamaño de las comunicaciones TCP/IP, es decir, todos aquellos bytes de control, direccionamiento, etc; errores de red que se iban corrigiendo sobre la marcha, la conectividad con los nodos desde los que te bajabas la información, y el hecho de que nunca te llegaban los 4Mbps. Vamos, que bajarse una ISO de Ubuntu en España, podían ser unas 4h perfectamente. Y habría que pensar que había conexiones mucho más lentas que podían llegar a tardar un día. Eso sin contar que todavía había conexiones con módem, en las cuales ya ni hablamos.
Así que para ser un proyecto para fomentar el software libre, hacerlo sencillo y ponerlo al alcance de todos, era un paso muy lógico. Podría haber gente que lo pidiera porque era gratis, y sólo por eso, y quedárselos criando polvo en un rincón de la habitación. Por mi parte, yo ya utilizaba GNU/Linux como sistema operativo principal. Aunque había probado ya la primera versión de Ubuntu, de 2004, quise aprovechar la oportunidad de estos CDs para probar una versión algo más nueva. Estuve un tiempo con ella, aunque no me terminó de convencer, esta versión de 2006 no la vi tan estable y rápida como la distribución que yo utilizaba por aquel entonces (Gentoo). Creo que por aquella época aún estaba muy verde el hecho de proporcionar facilidades al usuario de GNU/Linux. Es más, todavía tenías que recurrir a la terminal para solucionar ciertos problemas.
Aunque no me convenció mucho, ya que te enviaban varios CDs de Ubuntu, el resto se lo di a algunos compañeros de universidad y amigos, para ver si a alguno le convencía.
Mi cambio de distribución
Aunque estuve un tiempo probando distribuciones, al final me quedé con Linux Mint KDE, con la que llevo ya unos años. Al final, ya que instalar Gentoo (distribución que logré tener en un portátil durante 5 años sin reinstalar) era mortal, porque te tirabas mucho tiempo. Es más, cuando había actualizaciones, era recomendable leerte la documentación, sobre todo si eran del kernel; además, había que recompilar todo el código y gastabas mucho tiempo. Creo que cuando me puse a trabajar, no podía tirarme una semana instalando un sistema operativo ni dos días actualizando cuando era algo grande, ni preocuparte por fallos en compilaciones por incompatibilidades con algún flag del compilador. Aunque estaba muy bien cuando tenías dos o tres ordenadores en red local (de algún compañero que se enganche y que te deje el ordenador) y podías hacer la compilación de los paquetes de forma distribuida.
Encontrando el CD
El CD lo encontré en casa de mis padres. Yo, desde pequeño, era de los que decoraban su habitación con CDs en la pared, como podéis ver en este vídeo (entretenimientos de adolescente).
Más adelante, y muchos años después, mi padre, que también era linuxero, hizo lo mismo en su terraza. ¡Y ahí encontré el CD! Un disco que forma parte de la historia de la informática.
¿Llegaste a recibir los CDs de Ubuntu?
¿Eres de los que pedía CDs de Ubuntu? ¿Te lograron convencer? ¿Qué versión te conquistó?