Revista Coaching

Esas palabras que necesitas escuchar

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Escribo para que sigas adelante. Y no me refiero a seguir batallando por nada, sino a seguir amando tu vida, aunque a ratos duela y parezca un camino repleto de clavos o atajos oscuros. Me refiero a seguir confiando o encontrar un atisbo para hacerlo, una rendija por la que colarte en otra pantalla de este juego contradictorio donde haya más luz y al aire sea más limpio.

Escribo para ti porque sé que dudas. Y quiero decirte que no se trata que dejes de dudar sobre qué camino tomar, eso no importa, no hay caminos incorrectos, todos llevan a tus miedos y tus certezas. De lo que realmente no puedes dudar es de ti. De tu capacidad, de tu fortaleza, de tu valor. No para conseguir ningún resultado sino para ser capaz de mirarte a los ojos y descubrir que estás contigo y quién eres. Aunque si ahora dudas, no pasa nada, no te reproches... La duda es la antesala de la certeza, un titubeo necesario para tomar impulso.

Escribo para ti porque escribo para cualquiera que en este justo momento necesite una palabra y no sepa cuál es. Alguien que lleve un rato tan metido en sus pensamientos tristes y terribles que se los haya creído todos y ya no le quede espacio para la esperanza. Lo hago porque quiero que sepa que no es eso que piensa, no es eso que teme, no es eso de lo que huye. Es el que observa y puede decidir volver a mirar y hacerlo de otro modo, desde otro ángulo. El que se sabe por encima de esos miedos, aunque no siempre lo recuerde. El que ha decidido atravesarlos y sabe que lo que le pasa es para tomar impulso, aunque sea duro y dé mucho miedo. Aunque a veces decida quedarse inmóvil y atenazado en un rincón y no dé el paso, porque no siempre sabemos responder y tenemos derecho a pedir prórroga y equivocarnos, y confundirnos. Incluso a estar tan paralizados que no sepamos qué hacer. Y a pesar de eso, siempre, siempre, siempre merecemos lo mejor...

Sí, te escribo a ti que ayer pensaste que se te acababa el mundo y esta mañana al despertar odiaste que así no hubiera sido. A ti que el sabor amargo en la boca te dice que no estás bien, que no te encuentras, que estás perdido y asustado. Por si necesitas recordar que ha habido días en que te sentiste feliz y lleno de vida... Por si no te viene a la cabeza ninguna melodía hermosa que calme tu angustia. Por si estás solo o te sientes solo estando acompañado y buscas un oído amable, una mano amiga y un silencio cómplice sin reproches.

Aquí están mis palabras, si te sirven. Son tuyas. Nunca fueron mías. Las tomé prestadas de tus ganas de salir adelante, de la tristeza que a veces palpo en al aire y me susurra versos y cuentos amargos... De las miradas furtivas esperando destellos de alegría. De los más pequeños que juegan y lo miran todo sin saber qué pasa y su inocencia deliciosa tiñe de vida y de magia cien kilómetros a la redonda. No son mis palabras, son las palabras que quedan pendientes de ser dichas y se suspenden en el aire de todas las ciudades y pueblos donde alguien mira al cielo y pide paz. Son las palabras suspiradas de todas las tardes en que recuerdo que hubo tiempos mejores y los vuelvo a imaginar. Son las palabras que todavía no has dicho y hacen cola en tu garganta esperando salir, agolpadas unas tras otras, presionando tu pecho y pidiendo una oportunidad. Son las palabras que crees que te hace falta oír pero nadie dice en voz alta, ni siquiera tú te atreves porque te parecen imprudentes y van contra todo lo que te dijeron que debías pensar.

Son la palabras que te invitan a ser y a descansar en una paz que todavía no conoces porque te has estado privando de ella hasta alcanzar primero un listón que siempre está demasiado alto. Palabras que crees reservadas para otros más ágiles, más altos, más hermosos y afortunados... Palabras que no te piden que busques ni alcances nada sino que mires en ti y descubras lo que ya eres, lo que siempre ha estado ahí y no te has permitido ver. Son las palabras que quise y necesitaba escuchar cuando yo no tenía palabras y nadie dijo. Fue entonces cuando me dí cuenta de que tenía que decirlas yo y me puse a escribir. Y no, no hablan de batallas ni de retos, ni de sacrificios, cosas que debes o no debes hacer, hablan de amor, de poner tu esperanza en este justo momento y no en un futuro que todavía no existe. Hablan de caminar y no de hacer carreras, hablan de estar presente en tu vida y no de ganar nada. Hablan de sentir y no de pensar. Hablan de aceptar y amar y no de buscar algo que no tiene nombre. Hablan de ser y no de aparentar. De enceder esa luz que llevas dentro y dejar de buscar luces ahí afuera que te indiquen el camino que anhelas.

Claro que escribo para ti, porque también escribo para mí. Lo hago porque tengo miedo y quiero estampar esas palabras en algún lugar para poder echar mano de ellas cuando el desánimo me cubra la espalda y no me acuerde de quién soy. Lo hago porque estoy tan perdida como tú y también busco y a veces encuentro, y a veces no, pero siempre, siempre, siempre merezco un pedazo de tiempo lleno de paz.

Y tú también, por supuesto.

Fuente https://mercerou.wordpress.com/2021/04/12/esas-palabras-que-necesitas-escuchar/


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