EVA es el nombre que recibe una escala horizontal utilizada para medir el dolor en el ámbito de la sanidad. La escala EVA Permite establecer una valoración del dolor que oscila entre 0 y 10, siendo el 0 la ausencia completa de dolor y el 10 un dolor insoportable.
La escala EVA se representa por medio de una línea horizontal, la cual se muestra al paciente para que marque la zona exacta en la que considera que se encuentra el grado de dolor que padece. Una vez marca en la línea, el médico procede a la medición haciendo uso de una regla.
Qué es la escala EVA
La escala EVA (Escala Analógica Visual) es una línea recta de 10 centímetros de longitud. En su extremo izquierdo aparece la figura que indica «sin dolor», y en el extremo derecho la de «dolor insoportable». Es el paciente quien debe señalar cuál es el punto de dicha línea que mejor se ajusta a cómo percibe él la intensidad del dolor que está sufriendo.
Antes de aplicar la escala EVA el médico debe determinar si el paciente se encuentra en pleno uso de sus facultades mentales. En el caso de niños o adultos con algún tipo de enfermedad neurodegenerativa, como por ejemplo el alzheimer, es posible utilizar una escala diseñada con colores, o incluso con caras que expresen distintos grados de dolor.
¿Por qué se usa la escala EVA?
EVA es la escala de dolor más utilizada en la actualidad. Su auge en el ámbito sanitario se debe en parte a que no existe ningún procedimiento que indique de forma objetiva cuál es la intensidad del dolor que sufre cada paciente.
La razón es que el dolor tiene un gran componente de origen psíquico y emocional. Además, en la valoración que cada paciente hace del dolor que sufre influyen componentes neuro-hormonales. Así, existe una gran diversidad de resultados posibles.
Por lo tanto, este tipo de escalas son especialmente útiles para comprobar la evolución del paciente, pero no sirven para la extrapolación de datos a la población en su conjunto.
Aún así, la escala EVA es de gran utilidad para valorar por ejemplo cómo la administración de analgésicos pueden controlar el dolor que sufre el paciente. De este modo, para los médicos resulta más sencillo establecer las pautas de tratamiento en relación a los niveles de dolor presentados. Y, por supuesto, esta escala les permite conocer cómo está respondiendo el paciente al tratamiento establecido.
Resultados de la escala EVA
Esta escala EVAluación del dolor permite establecer un total de tres niveles de dolor.
- < 4: los valores inferiores a 4 señalan que la intensidad del dolor que sufre el paciente es leve o moderada.
- 4 – 6: si el paciente señala un área de la escala EVA entre 4 y 6 centímetros, quiere decir que su dolor oscila entre moderado y grave.
- 6: cuando la evaluación del dolor es mayor a 6, el paciente se encuentra en una situación grave, muy grave, e incluso insoportable.
La importancia de controlar el dolor
El hecho de sentir dolor es una percepción que responde a la subjetividad. Así, hay algunos casos en los que los pacientes consideran que solo está en su mente y, por lo tanto, no deben prestarle atención. Esto puede llevar en ocasiones al paciente a no continuar con el tratamiento médico establecido.
Pues bien, a pesar de que la respuesta psicológica es una de las más notorias, no es la única complicación que se deriva del dolor. Y es que este produce además diversas alteraciones en las funciones normales del organismo, afectando al metabolismo y a la circulación sanguínea, entre otros factores.
No hay que olvidar que el dolor es uno de los estresores más poderosos que existen. Por lo tanto, si se mantiene durante un largo periodo de tiempo puede ocasionar los mismos resultados que la ansiedad y el estrés.
Es por todo ello que resulta tan importante controlar en la medida de lo posible el dolor. De este modo mejora la calidad de vida del paciente, y, además, las funciones de su organismo recobran la normalidad.