A lo largo de los años que llevo trabajando en la prevención, he notado que existen ciertos espacios, en los centros que se podrían considerar como las grandes olvidadas. Me estoy refiriendo a las escaleras fijas o de servicio.
Reglamentariamente, podemos seguir los mandatos del RD 486/97, sobre disposiciones mínimas de seguridad en lugares de trabajo y los criterios técnicos de notas técnicas de prevención como la NTP 404: escaleras fijas. Pero veamos qué podemos hacer los técnicos para luchar contra los accidentes típicos que se producen en ellas.
Existe diferente tipología de escaleras de servicios: de caracol, adosadas (los peldaños quedan empotrados al muro recto o curvo), alabeada o helicoidal, recta, de tres tramos y la desdoblada (tramo central que conduce a un rellano que parten dos ramales).
También en los materiales empleados en su construcción se recurre desde los archiconocidos de la albañilería, pero se emplean cada vez más elementos como acero corten, madera, vidrio templado, etc.
El principal riesgo de las escaleras de servicio son las caídas a distinto nivel. El primer aspecto a valorar es el concepto o diseño equivocado en sus características. Así podríamos tener contrahuellas demasiado altas o bajas (por ejemplo en edificios antiguos), variación de la huella en escaleras de caracol, las barandillas aflojadas, inexistentes o insuficientes y sobre todo que se tengan huellas resbaladizas, desgastadas o rotas
A nivel de comportamiento, hábitos y actitudes de los usuarios, los principales motivos de accidentes en el uso pueden ser diversos. Así los accidentes por caídas en altura podríamos encontrar el subir o bajar con prisas o conversando sin prestar atención, no utilizar los pasamanos y/o barandillas, llevar calzado inseguro (suelas que puedan deslizar, tacones altos, cordones desatados, etc.), visibilidad limitada por iluminación deficiente, utilizar el móvil (bien hablando o mandando mensajes), llevar una carga muy voluminosa que nos impide ver lo que tenemos delante o utilizar un tipo de escaleras arquitectónicamente espectaculares, pero que pueden ser peligrosas en su utilización (peldaños en voladizo).
Otros riesgos que he ido detectando es el riesgo de golpes con la propia escalera (por ejemplo las calabazadas u otros elementos de sustentación como perfiles) y pequeñas caídas al mismo nivel en peldaños montados a horcajadas sin apenas disponer de contrahuella.
No voy a entrar en disquisiciones en cuanto a que las escaleras puedan o no estar bien diseñadas arquitectónicamente hablando. Existe una extensa bibliografía que podemos consultar sobre el tema y todas nos dan los datos de: inclinación (entre 20-45º en escaleras normales y 45º-60º en escaleras fijas de servicio), dimensiones de contrahuella (13-20 cm), huella (23-32 cm), ancho libre mínimo (90cm), la altura libre vertical (220cm-230cm), fórmulas que relacionan la huella con la contrahuella (medida de paso y la de seguridad), etc.
Es desaconsejable la construcción de escaleras en que la forma de sostener los peldaños sea montados a horcajadas sobre una zanca recta o curva central, ya que carecen de contrahuella y existe un riesgo adicional de golpes o caídas.
La construcción y el uso habitual de escaleras de caracol deberá limitarse, no sólo para emergencias, sino también para accesos normales de colectivos de personas. Las escaleras alabeadas o helicoidales son desfavorables a la seguridad por lo que también debería evitarse este tipo de diseño en los lugares de trabajo.
Como dijimos la anchura libre de la escalera debería ser de 90 cm y si supera este debe contar con medidas adicionales de seguridad (pasamanos). Lo que ocurre es que, y como he detectado en alguna ocasión, que no se cuenta con pasamanos o que si lo tiene esta tan cerca de la pared que no permite agarrarse (ha de respetar los 40 cm de separación con el muro). También otro error es en lugares en donde puedan existir niños pequeños y que se tenga en las barandillas una luz entre los montantes verticales superior a 10 cm, con el consiguiente riesgo que puedan colarse entre ellos.
No olvidemos que algunos centros de trabajo pueden contar con escaleras mecánicas (por ejemplo en centros comerciales, cines, etc.). Estas deberán tener las condiciones de funcionamiento y dispositivos necesarios para garantizar la seguridad de los trabajadores que las utilicen. Sus dispositivos de parada de emergencia serán fácilmente identificables y accesibles. Y por supuesto durante las operaciones de mantenimiento estarán completamente inutilizadas y con el perímetro señalizado (vallas, cintas de balizar y cartelería).
Introduje hace una unos párrafos, la influencia de la iluminación como causante de accidentes por escasa visibilidad. La normativa recomienda que estas zonas cuenten como mínimo de 100 luxes. Y aquí también juega un elemento importante, que consigamos que sean bien visibles y lo podremos hacer con juegos cromáticos (por ejemplo cambiando el color de la escalera con relación al resto de la superficie para hacerla visible).
Pero insisto que podremos poner bandas antideslizantes, pasamanos, o reforzar la iluminación, pero si no existen trabajadores concienciados con la correcta utilización (ascenso/descenso corriendo o de dos en dos peldaños, no utilizar los pasamano, etc.) de poco nos va a servir.
Si bien es cierto que existen empresas, sobre todo en las grandes, que realizan campañas para que la gente por ejemplo se coja de las barandillas y pasamanos, las escaleras siguen siendo poco o nada consideradas a la hora de valorarlas de cara a los posibles accidentes de caídas a distinto nivel en su uso.