A pocas horas del escrutinio final, las redacciones de los rotativos echan fuego. Así es que, aquellos que puedan, o que podamos, nos dedicaremos a una lectura intensa para ver y analizar todos los aspectos del resultado.
En estas horas los titulares se suceden continuamente: * Hundimiento del PSOE que entra en una etapa de renovación profunda* Rajoy tiene que abandonar la ambiguedad y concretar ya qué medidas tomará* La crisis pulvoriza al PSOE y otorga un éxito sin precedentes al Partido Popular* El castigo al PSOE transforma el Parlamento * CIU gana al PSC por primera vez en unas elecciones generales
* La soledad de Rubalcaba ante el batacazo socialista
Y durante unos días seguirán sucediéndose titulares...
Mientras, una de las cosas de las que quiero hablar hoy es sobre la injusticia profunda de nuestra ley electoral y su efecto negativo en el reparto equitativo de los votos de los electores. Quizás, entre muchas de las cosas que creo ha hecho pesimamente el Partido Socialista, es la no modificación de la ley electoral, aún a pesar de que el propio Consejo de Estado en marzo de 2009 recomendó su modificación.
Si lo hubiera hecho, otro gallo cantaría. Claro que si todo lo que ofreció Rubalcaba durante su campaña lo hubiera hecho el Gobierno en el que el candidato participó, ahora no estaríamos ante esta mancha azul que recorre todos los rincones de este país.
Vean en este cuadro, con datos reales de participación en el que se muestra cómo hubiera quedado el parlamento con una ley electoral más justa, una ley electoral "un ciudadano, un voto".
Total de votantes: 23.924.628
Total de escaños: 350
Si esto hubiera sido real, ahora la situación del PSOE sería bien distinta sin lugar a dudas.
Creo pues que nuestro objetivo, el objetivo de la izquierda es forzar y presionar para que se cambié una ley electoral que tuerce el auténtico deseo de los españoles. El cuadro es claro. Muestra lo que hubiara sido si hubiera correlación entre el porcentaje de escaños y el porcentaje de votos, sin ponderación.
Autor del cuadro: Rafael Acosta