Escapada a Alcalá de Henares

La presentación en Alcalá de Henares de mi novela, Amigos o algo más, fue la oportunidad perfecta para hacer una escapada que llevaba deseando desde el encuentro de escritores que se celebró el año pasado en esa localidad, después del cual hicimos una visita al colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares.
Tenía muchas ganas de hacer un free tour por la ciudad, pero al salir tan tarde de casa (no por mi culpa) no pudimos llegar al de las 11:30 y el de la tarde se solapaba con mi presentación, así que habrá que dejarlo para otra ocasión. Aun así, es una escapada fantástica, ya que han conservado el centro histórico muy bien y en la ciudad se respira autenticidad.

La Catedral de los Santos Niños

A la librería se llega atravesando la Puerta de Madrid, que es el primer monumento que vimos. Está frente a la Plaza de los Santos Niños y la Catedral Magistral de los Santos Justo y Pastor. Por supuesto, a esta última puedes entrar gratis, aunque no es especialmente bella por dentro y, si quieres subir arriba, debes pagar una pequeña cantidad.

Calle Mayor y Casa Natal de Cervantes

Después de dejar los libros, entramos a la oficina de Turismo para que nos dieran información sobre qué podíamos hacer en tan poco tiempo y, siguiendo sus recomendaciones, subimos por la calle Mayor, muy bonita y con aire de pueblo antiguo (a propósito, si vas, no dejes de probar las palmeras de chocolate de la pastelería Maiig, al principio de la calle). En esa misma calle está el Museo Casa Natal de Cervantes, a la que acabamos entrando. Al parecer, no está tan claro que esa sea la casa, aunque tiene cierto interés porque recrea la vida cotidiana de la gente acomodada en los siglos XVI-XVII. Eso sí, se ve en un pispás, afortunadamente es gratis, aunque la sala de exposiciones estaba cerrada.

La Universidad y La Plaza de Cervantes

No podíamos dejar de visitar la impresionante fachada del colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares y pasear por su inmensa plaza. Muy cerca está también la Plaza de Cervantes, que es algo así como el núcleo central del pueblo. Además de la estatua del escritor, hay un kiosco de música y, como la visita la hicimos a principios de diciembre, atracciones infantiles y un mercadillo navideño donde no pude evitar comprar una carísima y aparatosa figura de un ángel arquero a caballo. También encontramos edificios singulares en esa plaza, como la Capilla del Oidor, la Torre de Santa María o el Ayuntamiento.

Palacio arzobispal y Museo Arqueológico Regional

Desde la Plaza de Cervantes, seguimos callejeando (cosa que merece la pena en una ciudad como esta) hasta llegar al punto inicial, desde el cual subimos un poco hasta el Palacio Arzobispal, un edificio impresionante al lado del Convento de San Bernardo y del Museo Arqueológico Regional, al que no pudimos resistirnos a entrar. Hago una crónica más detallada de la visita al museo en escriboleeo. Después de eso aún sobraba un poco de tiempo antes de la presentación del libro, así que nos sentamos un rato a disfrutar de las palmeras de chocolate antes mencionadas en la plaza, donde estaban montando un espectáculo.
La presentación, por cierto, fue de lo más agradable y me quedé con una muy buena impresión de la ciudad.