Lo primero que hice en Huesca fue visitar el centro de atención turística, donde me dijeron que casi todo estaba cerrado salvo el casino, algunas iglesias horas más tarde y la casa del padre Saturnino López Novoa. Así que empecé el recorrido por esta última
Casa del padre Saturnino López Novoa
Aunque no estaba muy convencida con esta visita, la chica del centro de atención turística me dijo que merecía la pena y, tras visitarla, estoy de acuerdo.
En la planta baja está la despensa, el corral y el lavadero, así como la reconstrucción de una antigua panadería. El primer piso es una reconstrucción de la vivienda tal y como pudo ser. Está muy bien y hay un buen despliegue de narrativa, con trozos del diario del padre y contándote qué había en cada estancia. Vas pulsando en cada estación y te sale un audio, además, te va iluminando las zonas destacadas y hay algunos efectos chulos.
El segundo y el tercer piso están dedicados a las hermanas de la fundación y a la fundación en sí, es más o menos el mismo estilo y resulta bastante entretenido (aunque algunos de los audios son un poco largos, siempre puedes cortarlo cuando te aburres).
Vamos, que estuve un buen rato allí y salí con buen sabor de boca.
Después de salir de ahí, seguí paseando por la ciudad, que me pareció bonita y agradable. Primero subí hasta el convento de San Miguel y luego fui a la caza de tres iglesias que me dijo la de la oficina de atención turística que estaban abiertas: la Iglesia de Santo Domingo, la Iglesia de San Lorenzo y la Iglesia de San Vicente. Solo encontré abierta la de San Lorenzo. También me pasé por la catedral para verla iluminada de noche y entré al casino, que tiene decorados bastante chulos y debe utilizarse como centro social o algo así.
Como no quedaba mucho más que hacer ese día, me fui a dormir y no madrugué al día siguiente. Hacía un día de perros, pero no iba a dejar que eso me detuviera a la hora de visitar lo que quedaba de Huesca...
Iglesia de San Pedro, catedral y Museo Diocesano
Puedes comprar las entradas de estos monumentos por separado, pero lo suyo es hacerlo junto, ya que sale más barato. Lo primero que fui a ver fue la iglesia de San Pedro. Destaca sobre todo el claustro, aunque tiene zonas bastante bonitas.
Después fui a la catedral y al Museo Diocesano, que tienen bastante contenido si te paras a ver todos los carteles y se encuentran obras bastante bonitas e interesantes. Además, está todo muy cuidado, hasta el hilo musical.
También se podía subir a la torre. La chica de la entrada bromeó con que no se podía subir en ascensor. El problema no era el ascensor sino la impedimenta (iba con una mochila a la espalda y otra al pecho). La escalera es de caracol y se va estrechando poco a poco. Llegados a un tramo, me quedé atascada. Ni para adelante ni para atrás. Tuve que despelotarme un poco para poder avanzar y para el último tramo tuve que quitármelo todo, porque mira que soy delgadita, pero hasta sin las mochilas me costaba subir.
Acabada esa visita, tocaba pillar el tren, habiendo visto ya todo lo importante. Si no hubiera hecho tan mal tiempo, sin embargo, me habría gustado quedarme algo más de tiempo en la ciudad y patearla con más tranquilidad.
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