Ya ni os acordaréis, pero en Fitur 2014 resultamos ganadores de un fin de semana en Portugal durante el Travel Bloggers Meeting 2014 (os lo contábamos aquí). El caso es que los meses fueron pasando sin darnos cuenta y por una cosa o por otra, no habíamos podido disfrutar del viaje.
Nos daba muchísima pena porque era un destino que nos apetecía muchísimo, así que decidimos escribir a Laura para ver si todavía teníamos alguna posibilidad. Afortunadamente, tanto ella como la Oficina de Turismo de Cascais se portaron fenomenal con nosotros y no sólo nos ampliaron el plazo para disfrutar del viaje sino que además lo adaptaron a nuestras nuevas circunstancias, cambiando la experiencia surf por un coche de alquiler con silla de niño incluida y aunque hace unos años jamás lo hubiéramos imaginado ¡esto nos encantó!
Después de un no verano en Inglaterra, el sol de Cascais era más que bienvenido… ¡allá vamos! Los días previos al viaje recibimos toda la documentación: reserva del coche, tarjetas de embarque, bono del hotel… y por fin, el martes 6 de octubre partíamos desde Londres destino Lisboa. Primera vez volando con Easyjet desde Luton, vuelo puntual que pasamos durmiendo ya que la noche anterior no nos habíamos acostado, trabajando hasta tarde y preparando el equipaje.
A las 9.30 de la mañana ya estábamos aterrizando en la capital lusa. Nos dirigimos hacia las oficinas de Europcar para recoger el coche que nos habían reservado, y aunque tardamos algo más de lo planeado, finalmente salimos hacia el hotel Pestana Cascais en el que pasaríamos las dos noches siguientes.
Los planes eran visitar tranquilamente Cascais durante todo el día y así lo hicimos: slow travel total. Estuvimos paseando por los alrededores del hotel, bordeamos la costa para visitar la Boca del Infierno de camino al centro. Comimos en un restaurante de la zona y dedicamos la tarde a divertirnos en un parque y visitar la localidad.
Nos hubiéramos quedado hasta tarde, pero estábamos cansados y el día había comenzado demasiado temprano, así que regresamos al hotel, donde cenamos y descansamos de un largo día en una enorme cama comodísima ¡menos mal! A la mañana siguiente repusimos fuerzas en el buffet del desayuno. El día prometía y no nos decepcionó ¡qué maravilla Sintra!
Visitamos el Parque y Palacio de la Pena, el Castillo de los Moros, el Palacio Nacional de Sintra, la Quinta da Regaleira… todavía nos quedó tiempo para callejear por el centro, comer y hasta merendar unos pasteles típicos de la zona.
De regreso al hotel fuimos hasta Estoril para ver el famoso casino ¿quién no ha escuchado hablar de él? el día pasó rapidísimo y lo aprovechamos al máximo, pero nos quedamos con ganas de más.
El tercer y último día de nuestra visita pensamos dedicarlo a conocer Lisboa. Teníamos el coche hasta la noche, cuando salía nuestro vuelo, pero mientras desayunábamos en el restaurante la piscina climatizada del hotel se interpuso en nuestro camino… ¡quién podía decir que no a un plan así! Total, sólo retrasaría un par de horas nuestra salida.
Antes del mediodía dejábamos atrás el hotel y nos dirigíamos hacia Lisboa. Los planes eran dar una vuelta por la ciudad hasta las 14.30 horas que Sandemans organizaba un tour a Belem, pero no contábamos con lo difícil que puede resultar aparcar por el centro. Finalmente, dejamos el coche en un parking cercano y corriendo, llegamos al punto de encuentro para realizar el tour.
Pasamos la tarde visitando Belem hasta que llegó la hora de ir al aeropuerto. Volábamos hasta Madrid con TapPortugal y gracias a que nuestro vuelo tenía un pequeño retraso pudimos comer algo antes de salir y comprar un ejemplar de El Principito en portugués. Nos fuimos con una sensación estupenda, habiendo conocido lugares encantadores mientras disfrutábamos de un breve mini verano con baño en piscina incluido. Nos quedó mucho por ver, así que en cuanto se presente la ocasión volveremos con más tiempo para descubrir Lisboa como se merece, darnos un baño en la playa y visitar todo lo que no pudimos en esta ocasión por la brevedad del viaje.
A vida é o que fazemos dela. As viagens são os viajantes. O que vemos, não é o que vemos, senão o que somos.
Fernando Pessoa