Escapada a Nápoles

Nápoles es una ciudad turística, eso está claro, pero siempre por detrás de Roma o Venecia y un poco olvidada por todos. No era nuestra primera opción, pero la propuesta de mi hija Sara, que ya la conocía, fue tomando forma y nos decidimos visitar esta ciudad unos días en familia. No cometas nuestro error pensando así. Nápoles no decepciona y es una ciudad maravillosa con razones suficientes e importantes para hacer una bonita escapada de unos días.
Como en todas las cosas, para gustos colores y cada uno opinará de muy distinta manera. Nápoles es una ciudad "caótica, ruidosa y sucia" pero al mismo tiempo "vital, despierta y muy bella". Es muy posible que todos los que visitan la ciudad tengan puntos de vista parecidos a estos y también es más que probable que reconozcan al mismo tiempo que no hay lugar en el mundo donde hagan mejor las pizzas.
Eso fue lo que hicimos nosotros nada más llegar y por supuesto en el mejor de los sitios después de esperar una hora en la puerta, que convierte en un reto el conseguir una pizza en "L'Antica Pizzeria da Michele", el mejor sitio para degustar esta típica comida italiana.
No habrá sitio para sentaros en el interior del local y tendréis que comerla en la calle sentados en un bordillo a los pies de una estatua o salir corriendo al apartamento porque no aguantáis el olor y la música del estómago.... No volveréis a probar nada igual.
La mayor de las torturas las sufrirán las maletas trolley de cabina. El asfaltado es imposible, el adoquinado con enormes baches y piedras irregulares serán toda una prueba para las ruedas de tu maleta y estarás obligado a ir mirando arriba y abajo porque los edificios y las estrechas calles te dejarán con la boca abierta y el suelo reclamará tu atención para no tropezar. Todo es caótico e intenso y el espacio para caminar en las calles del centro es compartido o más bien peleado con los coches y las motocicletas. No vas a parar......
La vida es autentica y diversa. En cada rincón encuentras algo nuevo y distinto. Nápoles está considerada Patrimonio de la Humanidad. Es una ciudad de contrastes, puedes estar recorriendo una calle comercial, elegante y organizada y en cuanto giras y te adentras un poco en cualquiera de sus barrios del centro te encuentras en otro mundo sorprendente. La sensación es que caminas por las calles que tantas veces has visto en las películas y te viene a la cabeza El Padrino o la Camorra. 
Algunas calles son tan estrechas que las cuerdas de tender la ropa unen los balcones de los lados, ¿puede haber mejor ejemplo de cómo compartir espacio?. No dejes de pasear por el Quartieri Spanogli, callecitas estrechas llenas de gente, puestos de frutas y verduras, pescaderías en la calle, ruido, basuras, grafitis... Es posible que sea el barrio más autentico de Nápoles con alguna mala prensa al que debes acostumbrarte para disfrutarlo sin miedo, tu cartera o tu cámara no corren más peligro aquí que en Barcelona o Madrid.
En este barrio hay algunos restaurantes muy famosos y entre ellos está la "Trattoria da Nennella" que es todo un espectáculo. Hay muchísimos turistas y napolitanos que los festivos se acercan a comer en el lugar con más animación. La comida no es lo mejor, son platos que cualquiera de nosotros haría en casa, eso sí la pasta o el tomate riquísimos. Lo mejor es el espectáculo de ver bailar a los camareros, servir los platos mientras suena música italiana, la decoración y ver a "Tonino" correr de un lado a otro para lograr dar de comer a tanto turista.
Nápoles no tiene la historia de Roma o las postales de Venecia, entonces ¿porqué enamora?. Sus edificios e iglesias son antiguos y muchos de ellos deteriorados y si no vas atento pasarás de largo sin verlos mientras miras las pequeñas tiendas, los puestos ambulantes, los grafitis, letreros y la gente que pasea por sus calles. Una ciudad vieja y a la vez llena de vida en la que puedes encontrar de todo, además de Castillos, palacios, museos y más de 400 iglesias.
Durante los cuatro días de nuestra visita paseamos por la parte antigua de Nápoles, desde la estación Central en la Piazza Giuseppe Garibaldi hasta el "Castel dell'Ovo" (os dejaré al final del artículo algunos de los sitios imprescindibles), pero sin duda debo destacar la excursión obligatoria, si pasas aquí más de dos días. La visita a las ruinas de la ciudad de Pompeya sepultada bajo las cenizas del "Vesubio", cuya estampa siempre nos acompañara durante el viaje, en el año 79 después de Cristo.
Es muy sencillo llegar a Pompeya desde Nápoles Central en el tren de la línea Circumvesubiana. En poco más de media hora estarás a las puertas del yacimiento más importante de la época romana. La visita entera te puede llevar muchas horas así que lo más recomendable es ir a una hora temprana. Enormes monumentos públicos, el Foro, la Basílica, el Teatro, las termas y los fabulosos templos de Venus, Apolo, Júpiter....
Cuando ves el empedrado de las calles de Pompeya desgastado por el tiempo y las ruedas de los carruajes romanos, todo te transporta a otra época. Calles y lugares donde antes que nosotros los romanos vivían de una forma avanzada socialmente. Pompeya es un destino turístico muy popular y actualmente es parte del Parque nacional del Vesubio y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1997. Imprescindible.
Por cierto, hablando de transporte, Nápoles tiene una completa red de metro y algunas de sus estaciones son unas auténticas obras de arte. Puedes hacer un recorrido por la Línea 1 "La più bella d'Europa" inaugurada en 1993 que cuenta con el reconocimiento internacional por su arquitectura y diseño. En concreto una de sus estaciones, la de Toledo, fue elegida en 2012 como la más hermosa de Europa. La visita es sencilla, con un tique de metro podéis ir bajando en cada estación.
A continuación os dejo el listado de algunos lugares que nos gustaron especialmente. Entre ellos está la "Iglesia de Saint Caterina a Formiello", que aunque no está recogida en la mayoría de los folletos y circuitos de la ciudad, es toda una bonita sorpresa para finalizar el viaje antes de coger el tren o el autobús para abandonar la ciudad. Enamorados o no, hay que volver a casa.
Que ver en Nápoles:
- Catell Dell´Ovo y de camino la Fountain of Giant junto al puerto desde donde podemos ver una bonita estampa del Vesubio.
- Piazza Dante donde está la estación de metro más próxima al casco viejo.
- La Catedral de Nápoles, Santa María della Pace o la Bibliteca di Castel Capuano que están practicamente juntas.
- El Castell Nuovo y la Gallería Umberto I, modelo arquitectónico espectacular.
- El Quartieri Spagnoli, donde además de sus típicas calles podéis comer en la Trattoría da Nennella.
- Chiesa de San Gregorio Armeno y la calle de los belenes.
- Piazza Plebiscito, donde podemos ver el Palazzio Real y la bellísima Basílica de San Francisco de Paula.
- La Chiesa Saint Caterina a Formiello y la Puerta Capuana de camino a la estación Central y la Plaza Giuseppe Garibaldi.
- Piazza Gesù Nuovo con el obelisco a la Virgen de la Inmaculada y la Iglesia Gesù Nuovo
- Las ruinas de Pompeya
- Los subterráneos de Nápoles y las catacumbas de San Gennaro.
Los lugares que os menciono no están en orden de importancia o recorrido. Como todo en Nápoli, la lista tiene un cierto caos y habrá lugares que seguramente se me han olvidado. Os diré que Napoles me encantó y es una ciudad donde volvería para pasar unos días y ver aquellos lugares que quedaron pendiente, entre ellos subir al Vesubio o visitar los pueblos de la costa Amalfitana.
Prestar siempre atención a todo vuestro alrededor, el suelo irregular, los edificios y monumentos y Arte urbano, pinturas, murales o grafitis que podrás ver en cualquier lugar, donde menos lo esperes. Destaco aquí el mural de San Gennaro, la Madonna con el arma en la Piazza dei Girolamini o los bustos de Fidel Castro en la Universidad.
Como veis, no hay tiempo para aburrirse y merece mucho la pena una buena "Escapada a Nápoles". Si además como en mi caso es con tus hijos. Será única e inolvidable.
Os dejo algunas fotos. Buen viaje.