Durante años, Sarah y Jennifer, dos amigas inseparables, elaboraron una lista de cosas que había que evitar a toda costa por motivos de seguridad. La llamaron la “Lista prohibida”. Una noche, sin embargo, en contra de lo que les dictaba su instinto, subieron a un taxi. Y esa decisión cambiaría sus vidas para siempre. Secuestradas por un sádico, pasaron tres años encerradas junto a otras dos chicas en un sótano. Una década después, Sarah se esfuerza por retomar su vida y asumir el hecho de que su amiga Jennifer murió en aquel sótano. Su torturador podría salir en libertad condicional, y ya no puede seguir ignorando las siniestras cartas que le envía desde la cárcel. Ha llegado el momento de enfrentarse a sus traumas. Para ello, Sarah inicia una búsqueda que la llevará de un extremo a otro del país y la introducirá en el perverso mundo del sadomasoquismo y las sectas secretas… desvelando un misterio mucho más horrendo de lo que podía imaginar.Han pasado diez años desde que Sarah logrará escapar de aquel terrible sótano donde la mantuvieron encerrada por tres años. Sus miedos a partir del encierro se intensificaron a tal grado que nunca sale de su departamento ni tampoco mantiene contacto con nadie más allá de su familia, su terapeuta y Jim, un agente del FBI que está a cargo del caso de Sarah y las otras chicas.
Durante estos diez años Sarah ha tratado de mantenerse apartada de todo lo relacionado con el sótano y lo que vivió ahí pero hay algo de lo que no se puede olvidar y que la ha torturado durante todo este tiempo, y es que el cadáver de su mejor amiga jamás fue encontrado. Sarah siente que debe encontrar el cuerpo de Jennifer para poder desprenderse de todo por eso cuando llega a una carta de su captor con una pequeña pista decide afrontar sus miedos y seguirla, sólo que nunca pensó que se estaba metiendo en algo mucho más grande y tenebroso de lo que ya ha vivido.
Cuatro de nosotras estuvimos confinadas en el sótano los primeros treinta días y dos meses y once días de nuestro cautiverio. Y luego, de golpe y sin previo aviso, fuimos tres.
Antes que nada debo de confesarles que no suelo leer este género literario muy seguido porque soy medio histerias y a veces me meto tanto en la historia que me estreso bastante, así que para mí el libro ha sido todo un descubrimiento y no podría ni empezar a compararlo con ningún otro libro como he visto que muchos han hecho en Goodreads.
Nuestra narradora es Sarah, quien nos lleva en una narración del presente y el pasado mostrándonos poco a poco como es que terminó en el sótano, lo que vivió en él y las terribles torturas psicologías de las que fue víctima. En su narración del presente vamos conociendo al mismo tiempo que ella todos los secretos y misterios que envuelven a su captor y debo decirles que cada cosita nueva que se iba descubriendo me metía más y más al misterio y yo simplemente ya no podía dejar de pensar en lo que iba a pasar a continuación. Necesitaba resolver el misterio para terminar con esta historia asfixiante.
A través de las palabras de Sarah la autora nos guía a una búsqueda donde el miedo y la angustia se sentían en cada palabra, pero no sólo el ambiente de la historia me ha atrapado sino que de lo que más he disfrutado es del terror psicológico que la protagonista vivía a cada momento. La autora ha logrado transmitir perfectamente todo el estado psicológico de Sarah y de las demás chicas a tal grado que hasta a mí se me ponían los pelos de punta.
El cautiverio te trastorna. Te enseña hasta qué punto puedes convertirte en un vil animal. Que eres capaz de hacer cualquier cosa por mantenerte con vida y sufrir un poco menos que el día anterior.
Sobre “el malo” debo de confesarles que fue mi personaje favorito (si, eso demuestra lo mal que estoy de la cabeza) pues como estudiante de psicología que soy, no puedo evitar sentir cierta “fascinación” por una mente retorcida como la suya. Simplemente me gustaría lograr entender lo que hay dentro de su cabeza.
De hecho dentro de la historia hay un personaje que igual siente fascinación por las investigaciones de “El malo”, pero todo es meramente profesional y no pude evitar sentirme un poco conectada con ella hasta que llegamos al final y descubrirnos lo que “el malo” llego hacer para seguir con sus investigaciones. ¿Ven? Por eso no me gusta leer este tipo de libros, mi disque psicóloga interior se pone loca.
Después, durante mucho tiempo, estuvimos sentadas sin decir nada, a oscuras, preguntándonos cuál de nosotras sería la siguiente en ocupar la caja.
Y el final… estaba tan metida en los rollos psicológicos que jamás vi venir ese final. ¡Jamás!