Imagen de Dirección General de Turismo / CC BY 3.0 ES
Madrid cuenta con varias zonas verdes por las que es posible huir del tráfico, pero, cuando los niveles de contaminación se disparan, ni siquiera espacios como el Retiro se recomiendan para la práctica del deporte. Tanto si no queremos renunciar a la bicicleta en estos casos como si nos apetece disfrutar de un aire más limpio que el de la capital (y de mejores vistas), Bustarviejo nos ofrece unas cuantas rutas por esa sierra que antes atendía al nombre de ?Sierra Pobre? y que hoy prefiere el título de ?Pulmón de Madrid?.
Situada a menos de 60 km de Madrid en dirección norte, el consistorio de Bustarviejo se levanta a 1.222 metros de altitud, lo que permite escapar del smog y disfrutar de una calidad del aire excepcional. En sus 56,22 km2, el paisaje de montaña está constantemente presente, con numerosas cumbres que superan los 1.500 metros:
Cabeza Cervunal (1.833 metros), la Albardilla (1.662 metros) y Cabeza de la Braña (1.776 metros).
Collado Cerrado (1.505 metros), en donde se incluye Viceáguila, Canchos de la Quebrada y El Marraz (1.862 metros), fin de La Morcuera y comienzo de la Cuerda Larga.
Varios arcos con estribaciones que cambian de dirección. Destaca El Pendón (1.545 metros).
Para este artículo hemos elegido una de las rutas que se proponen desde la página web de Bustarviejo. La documentación que se facilita de todas ellas está muy detallada y existe la posibilidad de descargar los datos de cada ruta para distintas aplicaciones para móviles.
?La vuelta al Pendón?La vuelta al Pendón es una ruta que, por su longitud, está pensada para ser disfrutada en bicicleta de montaña y detenerse en la diversidad y belleza de los paisajes que se nos irán presentando. La distancia total se va hasta los 19,6 km, que se pueden completar sin demasiado esfuerzo en una hora y treinta y cinco minutos. Cuenta con un desnivel positivo acumulado de 450 metros y solo existe un punto donde reponer las botellas de agua, así que se recomienda ir bien abastecido (sobre todo cuando aprieta el calor).
Imagen de Erfil / CC BY-SA 3.0
Saldremos desde el mismo pueblo, desde la Plaza de la Constitución y seguiremos la Calle Real, parte de la Cañada Real Segoviana. Tomamos la calle de la derecha y volvemos a girar a la derecha al llegar al final de la calle. Por la calle San Sebastián llegaremos a un camino que nos llevará al final del pueblo. Llegados a la pista comercial, continuamos hasta divisar la M-610 y un camino en paralelo que seguiremos hasta llegar a la Fuente del Collado. La dejaremos atrás y cruzaremos a la derecha para seguir la pista principal. En esta zona es importante estar especialmente atentos a la presencia de caballos, ganado y senderistas, por lo que conviene moderar la velocidad. Dependiendo de la época del año y del tiempo que nos acompañe, también habrá que tener cuidado con lo desigual del firme y leer los cambios del terreno como un jugador de póker leería los gestos de su rival.
Superada la primera cuesta divisamos el valle y la Cuerda de la Vaqueriza al frente, con el Pendón a la izquierda, una de las vistas que vale la pena inmortalizar con unas cuantas fotografías. Capturado el momento, empezamos la bajada por un camino que seguiremos hasta encontrar la pista que lleva al Valle de los Abedules y que le pone fin. Llegados aquí, giramos a la derecha y tomamos la izquierda en la siguiente intersección. Cien metros después seguimos recto para superar el Arroyo del Collado, y avanzaremos en paralelo al Arroyo del Valle, entre parcelas de campo y bosque bajo. Poco después nos cruzaremos con el viaducto del tren, ahora en desuso. El descenso continúa, pero ahora giraremos a la izquierda para encarar una pequeña subida que nos llevará a un suave paisaje de dehesa.
Llegados aquí, solo quedan 10 km de pendientes moderadas que dejan el pendón a la izquierda, la cuesta que baja hasta Madrid a la derecha y siguiendo nuestro camino con la Sierra de la Cabrera de frente. Por esta última continuaremos con las vías como referencia, sin desviarnos de la pista. Un túnel nos servirá de referencia para dejar la vía atrás y adentrarnos en un robledal en una curva que recupera la orientación norte. Salimos del bosque en una zona de barracones y seguimos avanzando con el Mondalindo y sus 1.545 metros saludándonos. Pedalearemos hasta dejar a nuestra derecha la cantera de granito y continuamos hasta el pueblo entre piedras de extrañas formas, forjadas por las inclemencias meteorológicas durante siglos. Es el momento de recuperar fuerzas en cualquiera de los restaurantes y bares del pueblo, y de comentar los mejores momentos de la ruta, un trayecto pensado para disfrutar más que para entrenar. Como os recordábamos en este artículo, la cota mínima para obtener beneficios se estima en los 2.400 metros, lejos de las alturas que ofrece este destino.