En uno de sus viajes a Inglaterra el rico industrial catalán Eusebi Güell conoció de primera mano el “movimiento de ciudades – jardín” y queriendo trasladar esa idea a Barcelona encargó a Antoní Gaudí el diseño y la construcción de un lugar que se pareciera a lo que el millonario había visto en las islas británicas; es decir un sitio donde se mezclaran ciudad y campo en perfecta armonía. Para ello puso a disposición del arquitecto 20 hectáreas de su propiedad que tenía al noroeste de Barcelona y donde en 14 años se construyó uno de los espacios públicos más originales del mundo y que a su vez fue el único modelo urbano del modernismo catalán: EL PARQUE GÜELL.
Pequeño universo que parece haber sido hecho con materiales extraídos de la cantera de los sueños, con elementos extraños cargados de misterio. Por momentos la disposición de los edificios y espacios compartidos parecen no seguir patrón alguno, es como si hubieran aparecido de la nada, cosa que parece reflejar el “modus operandi” de Gaudí: nunca entregaba planos de sus obras sino que más bien se dejaba guiar en medio de su mundo por la luz de la inspiración a modo de imitar lo que hacía la naturaleza que no parece planificar nada sino que vive y crece espontáneamente.
Desde el principio este mundo deja evidencia de su exuberancia fantástica: los PABELLONES DE ENTRADA son pequeños edificios que como todos los que salieron de la galera del mago Gaudí parecen más bien construidos para estar metidos en un cuento de hadas: cubiertos de piedra natural, llevan en la parte superior una especie de sombrero con forma a hongo en color rojo y con puntos blancos además de mucha cerámica multicolor. Alguno con bastante imaginación diría que son casitas sacadas de la tarta o pastel de un niño.
Una vez dentro de esta alucinación con forma de parque aparece frente a nosotros, encerrada por paredes curvilíneas revestidas de cerámicas, la DOBLE ESCALINATA. En medio de esta ancha escalera fluye el agua que sale desde la boca de un dragón multicolor que es la imagen emblemática del jardín. Además también hay un escudo catalán desde donde se proyecta una colorida cabeza de serpiente.
Las gradas de esta escalera llevan al viajero hasta la SALA HIPOSTILA o LA SALA DE LAS CENT COLUMNAS, aunque hay otros dicen que hay solo 86. Es una especie de bosque de pilares dóricos que sustentan la plaza del parque. En el techo de esta sala, que Gaudí había planificado como el mercado de la colonia Güell, hay 4 medallones hechos con mosaicos de colores que representan al sol.
Seguimos subiendo y llegamos hasta la PLAÇA DE LA NATURA en la que un largo banco, que más parece una inmensa serpiente en cuyo cuerpo se reflejara un largo arco iris por estar revestido con fragmentos de cerámica multicolor, marca el límite de este espacio que iba a ser el sitio de las celebraciones populares de los afortunados colonos que vivirían en el Parque Guell. Desde aquí hay excelentes vistas de Barcelona.
Es hora de descender y para eso tomamos EL VIADUCTO DELS ENAMORATS que es verdad una arcada de columnas torneadas que parecen árboles petrificados y a las cuales unas figuras humanas hacen el soporte. Por allí llegamos hasta el PASSEIG DE LAS PALMERES que nos lleva hasta la CASA MUSEO GAUDI, donde vivió el arquitecto hasta poco antes de su muerte y que se puede visitar; alberga documentos y muebles diseñados por el genio.
Casa Museo Gaudí
Comercialmente la colonia Güell fue un fiasco, al final solo fueron construidos 2 edificios. No hubo inversores que se arriesgaran a confiar en este singular proyecto y después de la primera gran guerra el parque junto al modernismo pasaron al olvido. Los que si confiaron en su potencialidad fueron las enormes cantidades de visitantes de todo el mundo que vienen, sobre todo en fin de semana, queriendo vivir por un día en un mundo aparte de este en el que nos ha tocado vivir, uno donde no quisiéramos salir: el de los sueños que son convocados por las obras de nuestro viejo y querido Gaudí.
Pablo
Datos útiles
- La entrada al Parque Guell es gratuita.
- La entrada al Museo Gaudí es de 5 euros. No tiene servicio de consigna y no está habilitada para visitantes con problemas de discapacidad física.
- La estación de metro más cercana al Parque Guell es Lesseps desde donde hay que caminar siguiendo las indicaciones. Pero seguir esta ruta implica caminar por una empinada cuesta por lo que para los más comodones sería mejor usar las escaleras mecánicas desde la estación de Vallcarca, en el barrio del mismo nombre. Provecho.