Por Gloria Analco
El pueblo de Venezuela, en su encrucijada mayor
Venezuela es el centro del universo en estos momentos. Es mucho lo que se juega en los comicios de mañana. La muerte prematura de Hugo Chávez ha obligado a ese país a realizar por segunda vez elecciones en un periodo de seis meses. Los centros de poder de la derecha internacional han concentrado sus acciones en ese país, por los intereses económicos –Venezuela posee las máximas reservas petrolíferas del mundo- y geoestratégicos en pugna entre la derecha y la izquierda internacionales.
La campaña del candidato de la derecha Henrique Capriles ha estado más que teledirigida. Hay una guerra declarada desde hace tiempo entre las élites venezolanas, que quieren preservar sus privilegios totales, y los sectores mayoritarios de la población que han vivido marginados por décadas, y que Hugo Chávez llegó por su reivindicación con su socialismo denominado del siglo XX1, lo cual disminuyó las jugosas ganancias a que estaban acostumbrados quienes antes tenían los hilos del poder.
Como apunté en mi columna del 9 de marzo, “ya es un ‘clásico’ el enfrentamiento ‘cara a cara’ de las inteligencias de Cuba y de Estados Unidos”, y así mismo ha continuado. Fue un reto detectar cómo la oposición trataría de arrebatarle partidarios a Nicolás Maduro, ¿Lo habrá conseguido? La estrategia de Capriles, no hay que negarlo, fue inteligente: reconocerle a Chávez su estatura de estadista y estratega, y luego compararlo con Maduro, tratando de crear un vacío abismal entre ambos, no sin explotar que se trataba de un simple conductor de autobuses, “sin clase”. Capriles nunca dio a conocer su programa de gobierno, neoliberal se presupone. Simuló que se sumaba al de Chávez, al que acusó de ser ineficiente para llevarlo a cabo, pero que él lo concretaría de manera eficaz. Pero luego se contradijo cuando en su cierre de campaña dijo que “era la hora del cambio”.
Maduro, por su parte, se mostró sincero y honesto, aunque inexperto en estas lides. La derecha internacional no se circunscribió a darle el guión de campaña a Capriles. Los servicios de la inteligencia detectaron varios sabotajes e intentos de desestabilización, conducidos desde fuera del país. Fuentes de inteligencia detectaron acciones violentas de “estudiantes” opositores, que fueron pagadas por funcionarios de la embajada de Estados Unidos, y cada joven recibió 300 dólares, para apuntalar que la violencia es característica del régimen chavista, más específicamente señalaron la participación de Sharon Vanderbeele, oficial de la CIA en Caracas, bajo la fachada de la Oficina de Asuntos Regionales (ORA).
De El Salvador llegaron varios individuos para ejecutar homicidios en serie y atentados, vinculados con los conocidos terroristas Luis Posada Carriles y Francisco Chávez. Fueron dos grupos los que ingresaron a Venezuela, uno liderado por el coronel David Koch Arana, de la Fuerza Armada de El Salvador; el segundo grupo encabezado por Guillermo Acuña, relacionado con mercenarios. El ministro del Interior de Venezuela, Néstor Reverol, dijo que su intención era trabajar coordinadamente con la oposición venezolana para crear un ambiente de inseguridad. También dio a conocer dos audios de conversaciones entre Koch y Roberto D’aubuisson, diputado salvadoreño, en los que hablaban sobre las operaciones diseñadas para desestabilizar el país. La inteligencia cubana está más que entrenada para detectar a estos grupos que históricamente han hecho mucho daño a Cuba.
Mañana es la gran cita. Quedará despejada la incógnita de qué tanto la derecha le atinó a la estrategia. La mayoría de las encuestas le dan el triunfo a Maduro, pero la derecha lo ha previsto y ya tiene un plan para desestabilizar a Venezuela en el futuro. De hecho, entre más estrecha sea la diferencia, más manga ancha tendrá para afectar los intereses de la mayoría del pueblo venezolano.
Publicada originalmente en Unomasuno
Imagen agregada RCBáez