Estos chicos baten récords sin parar. Desgraciadamente son de índole negativa. Parece imposible superarse, pero ahí están, tranquilos como si no hubieran roto un plato.
Ellos, faltaría más, abren el curso político con unas promesas a Santiago, el patrón. La escena que he visto en el telediario es única: Fraga con los pelos de punta y la boca abierta, mientras Rajoy leía la ofrenda, y Gallardón, Feijoo, Camps y los demás escuchaban con devoción
A continuación, toda la comitiva ha rezado el Yo pecador. Y allí, entre ellos, estaba el imputado y futuro ajusticiado: Camps. Y oigan, cómo se daba golpes de pecho. Con que tranquilidad. Era una escena típica de otros tiempos. Cuando se cometían impunidades de tamaño gigante y todo quedaba perdonado por esa Iglesia que todo les consentía.
Y así, Camps, ha quedado libre de pecado. Aunque a mí me parece que según su doctrina debería haber habido arrepentimiento. Pero, claro, eso a los dioses del Olimpo no se les puede pedir, ellos están por encima de estas pequeñeces.
Y, mientras tanto, Rajoy temeroso de que Camps y cía, destapen la compuerta de la financiación irregular, ha terminado su ofrenda:
…Señor Santiago, te pedimos tu ayuda para no desfallecer en nuestra tarea y hacer de la política: una actividad noble al servicio del bien común.
Hubiera sido mejor haber terminado la frase: …hacer de la política una actividad al servicio del PP.
¡Hay que tener jeta!
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