Mizasaki en el cine de animación
Las historias de Mizasaki se caracterizan por tomar la esencia de la cultura japonesa y sus interesantes leyendas, y trasladaras a una visión globalizada. Con tintes mágicos y una imaginación que sobrepasa los límites naturales, Mizasaki creó verdaderos íconos en el cine de animación. Un claro ejemplo de la capacidad creativa de este autor es su obra El Castillo Ambulante, que cuenta la historia de una joven que al ser hechizada por una bruja decide emprender un viaje hacia el Castillo Ambulante, donde espera encontrar la cura a su maldición.
El Castillo Ambulante en Suiza
El cine de Misazaki lleva a la animación el espíritu de algunos de los mejores escenarios del mundo: en Ponyo el director captura el alma del poblado pesquero de Tomonoura mientras que la fuerza del bosque de Yakushima puede verse en su versión de La Princesa de Mononoke.
Al desarrollar la adaptación de una novela británica Misazaki eligió como destino una ciudad Europa inspirándose en la arquitectura y los paisajes de Suiza para convertirlos en el telón de fondo de esta mágica historia.
Las postales alpinas, donde la arquitectura se funde con las montañas, aparecen en numerosas escenas de la película. En especial durante el inicio donde la joven trabaja en una tienda de sombreros en el centro de la ciudad. Las urbes que pertenecen a los Alpes Lepontinos, como Valais, Tesino y Grisones, sirvieron de inspiración a la hora de tomar la imagen de sus coloridas fachadas.
La ciudad francesa de El Colmar es uno de los sitios más encantadores del país. Conocido por muchos como “el pueblo de cuentos”. Este pequeño poblado del Departamento de Alsacia también fue tomado en cuenta a la hora de crear la ciudad donde vive Sophie, la protagonista.