Cada vez que veo una película, ya sea nueva o antigua, vuelvo a decirme a mi misma que para que me guste debe tener un punto de inflexión. Un momento en el que esa película me diga “oye, esto que estas viendo no lo vas a poder borrar de tu cabeza”, ya sea una película buena por su texto, su fotografía, actores, dirección. No hablo de que sea buena y llegue a ser un clásico. Me refiero a ese breve instante en el que mi retina contenga esa fotografía, haga click, y nunca más la pueda desechar de mi mente.
Por ello, a partir de ahora, voy a dedicarme a reflexionar sobre ese punto de no retorno, en el que caigo dentro de la historia, me pongo a bucear en ella y me empapo bien de su historia. Una décima de segundo y mi memoria visual se vuelve a cargar.
Y, ¿qué ejemplo, sencillo y práctico pongo? Pues veamos. Eso sí, nadie dice que sean buenas o malas películas, no nos vamos a centrar en eso. Solamente quiero remarcar un momento en una historia. A veces serán diálogos, otras veces silencio, quizás un vestido, un gesto,etc y así hasta el infinito. Toda mi biblioteca fílmica se reconstruye a base de guardar retales de películas, a veces incluso no recuerdo ni de qué película es. Todo muy subjetivo, todo mi humildemente y con sencillez. Ojalá coincidamos en algún momento. Quien sabe….comencemos.
Bueno, habíamos dicho de poner un ejemplo, ¿no? Como siempre empiezo con una de mis películas favoritas de amor. No es la primera en la lista, ni la última. Pero está allí, bien arriba.
Serendipity del año 2001, y descubierta por mí en el 2005, además de tener a uno de mis actores fetiches como es John Cusack, tiene una de las escenas que describen a la perfección una de mis filosofías. Dejarse llevar por el destino. Aunque recomiendo ver esta escena en inglés, para entender a la perfección la lectura de la necrológica que realiza Jeremy Piven, uno puede ver cómo este instante engloba toda la historia. ¿Quién no ha querido saber quién escribirá sobre él cuando haya muerto?¿Qué dirán de cómo fue su vida?, ¿Será relevante?,¿habrá obtenido lo que quería? El destino por tanto es el que le ha guiado y marcado durante todo el argumento. Y si darse cuenta mientras lee sobre ello, el destino hace de las suyas. Todo está orquestado. Todos hemos pensado esto alguna vez, ¿existen las almas gemelas?, quizás por eso sigo viendo esta película una y otra vez, porque todos en algún momento nos hemos sentido identificados, aunque sepamos el final, nos hemos dejado llevar.
Ha sido difícil escoger una de las escenas, en mi podium se encontraba el instante en el que comenzaban los acordes de esta canción que os pongo arriba, nadie se puede resistir a Nick Drake, y el momento en el que ella escribe su número y su nombre en ‘El amor en los tiempos del Cólera’ una de los grandes textos de Gabriel García Márquez.