Revista Comunicación

Esclavo de tus palabras

Publicado el 21 marzo 2012 por Mandomando
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Esclavo de tus palabras

Lo comenté en clase más de una vez: la moderación del discurso no tiene las mismas reglas en todo el orbe. En España podemos decir que si evitamos la política, la religión y el fútbol caminamos en un terreno estable. Tal vez deberíamos dejar fuera todo lo incómodamente relacionado y así evitar tocar la economía de la escasez, el miedo y las inseguridades, las lenguas, las diferencias culturales, la comunicación interna, la gestión del talento, la muerte de Chanquete, la formación continua, el mito, el rumor y los deportes agresivos.

Sin embargo, hay más. En uno de los países donde menos presencia hay de gurúes, todo el mundo se declara molesto por lo dicho por los gurúes. Ah, por cierto, voy con una oferta de empleo

Oferta de empleo: Busco Gurú, a tiempo parcial. Se ofrece €1.000 semanales más desplazamiento. Se ruega infalibilidad. Puedes levantarme de la cama o contactarme como te venga en gana. Gracias. Fin de Oferta de Empleo.

Con la vacante abierta, sigo con la moderación. Queda resuelto que en España evitaremos aristas problemáticas en un blog profesional –aclaro por si no estaba claro, en un blog personal eres dueño de decir lo que te de la gana siempre que por blog personal no pretendas ejercer marca personal. Al decir marca, ya estamos hablando de negocio  …Capisci? :)

El problema viene dado por existir un mundo allá afuera que no es España. Así como suena. Lo peor es que no piensan como nosotros (es decir, están equivocados). En Argentina se sienten incómodos al leer en un título ciertas palabras que ellos usan como insulto. En Colombia resulta una falta de moderación abundar escatológicamente en un post, sobre todo cuando no hablamos de comida ni del cuerpo humano sino de Social Media. Aquí nos molesta la publicidad irónica para compensar.

Cuando escribimos de forma profesional, resultamos –como profesionales- esclavos de lo publicado. Cuando involucramos una marca corporativa, ésta resulta afectada, siendo responsable de lo entendido y sobreentendido, dentro y fuera de su ámbito original e incluso de su idioma nativo. Sin excusas.

Un profesional puede quedarse en su barrio, provincia o isla mental. Es cuestión de desarrollo individual. Pero las empresas y sus marcas están condenadas a vivir en un mundo conectado.

Y la aldea global no tolera bien tonterías dichas al azar.


Foto original: Sasha Wolff – Words Hurts Too – under cc
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