Empieza el día 5 en la Isla de Skye. Hoy hay un aliciente que se agradece mucho, no hay que cargar con las maletas. Hasta la fecha habíamos pasado una noche en cada alojamiento, pero en este día podíamos salir sin el caparazón de casa. En Portree decidimos pasar dos noches para poder recorrer Skye con mayor tranquilidad.
El itinerario para este día es el siguiente: Ubicación en Google Maps
El desayuno, un día más, imponente. En mi caso comencé a prescindir de la salchicha, del bacon, y cada vez de un ingrediente más. No había danacol, o similar, que pudiera solucionar el colesterocidio al que estábamos sometiendo a nuestro cuerpo, por suerte en las comidas y cenas compensábamos la tortura.
Este día era un día muy especial, que como decíamos en el anterior capítulo estaba plagado de expectativas. Nuestro primer destino, Neist Point.
Este punto es un imprescindible de vuestra visita a la Isla de Skye. Bajo nuestra opinión os diremos que las ventajas de visitarlo a primera hora es que tienes las fuerzas necesarias y, además, que hay muy buena luz para ir por la carreta que dirige hasta allí.
Nosotros por lo que habíamos leído íbamos algo inquietos por el camino, pero la carretera si bien es muy estecha tiene muchos Passing place y poco tráfico (al menos a primera hora). Se hizo un trayecto muy agradable.
También habíamos leído que no estaba muy bien indicado, cierto, pero con un poco de atención y las coordenadas GPS, estamos seguros que llegareis sin dificultad.
Por otro lado la desventaja de la mañana es la luz. Es muy potente y con el reflejo del agua y la bruma se puede perder visibilidad. Tenemos entendido que el atardecer allí es precioso, pero al no conocer la zona, ni las carreteras, no quisimos arriesgar por si anochecía.
Cuando estacionas el vehículo, desde la altura alucinas. Neist Point te impresiona, su faro a 67 pies sobre el mar preside en la atura. Bajada y subida rompe piernas. Bajar tiene su aquel una barandilla de ayuda es una buena compañera. El paseo merece la pena.
Según íbamos descendiendo solo nos acompañaba el balido de una oveja descarriada que se había quedado atrapada en la pendiente entre las rocas. Asístimos a su rescate en directo…
Los acantilados que rodean al mar son un espectáculo y luego comienza un ligero ascenso hasta el faro. Desde allí la experiencia es maravillosa.
Si continuáis avanzando llegareis a una zona rocosa, allí infinitas construcciones de rocas en vertical vuelven a aparecer y nosotros quisimos dejar las nuestras. Dedicamos bastante tiempo a buscar las piedras, nos divertimos dando saltitos e intentando hacer algo que mantuviera el equilibrio. Llenamos la memoria de la cámara de imágenes y cogimos fuerzas para la vuelta.
Dicen que Nest Point es un lugar maravilloso para avistar delfines, pero aquí no nos vinieron a visitar. Tendríamos que buscarlos días después en otro lugar del que ya os hablaremos.
La vuelta es agotadora, la última subida tiene una pendiente pronunciada y te dejas ahí el espíritu
español, los higadillos y los últimos alientos de la mañana recién empezada. Pero lo repetiríamos una y mil veces más… (vale, nos hemos venido arriba y nos hemos pasado…).
Desde Neist Point, nuestro próximo destino son los Quiraing. Una carretera secundaria (en la línea de las que ya os hemos hablado) os sumergen en un espectáculo natural que os recomendamos. Si vais con prisa solo con pasar por allí, creemos que merece la pena.
En nuestro caso, paramos no solo a comer sentados en las praderas, sino a dar un pequeño paseo entre las montañas. Alucinante, maravilloso, impresionante, bonito, natural… por favor, no os lo perdáis.
Ya nos habría gustado hacer una ruta más larga, caminamos durante una hora más o menos. No se nos borra la imagen ni las sensaciones. Es que es alucinante...
Nuestra próxima parada sería en la zona de los Kilt Rock, unos acantilados que perfilan la isla. El nombre está relacionado con los tonos de los brillos de las rocas que los conforman, que son los mismo que los de las famosas faldas escocesas (kilt) de los nativos del país.
Existe un mirador, excesivamente acondicionado para el público, lo que le resta ese espíritu de naturaleza salvaje del que veníamos en las anteriores paradas. Desde uno de estos acantilados, en épocas donde el caudal corre en abundancia (que suelen ser casi todas) sale una cascada de agua de muchos metros de altura que desemboca directamente al mar. En las fotos ajenas parece espectacular, en las nuestras es prácticamente inapreciable. Tanto sol y poca lluvia son los responsables, caía un tímido chorrillo de agua.
Los Kilt Rock al lado de Neist Point, o al lado de los Quiraing no se pueden comparar, quizá si hubiera sido lo primero que viéramos o si lo hubiéramos pillado en otra época nos habría impresionado más, pero para nosotros paso un poco sin pena ni gloria. Esperábamos acantilados de impresión y al llegar allí vinieron a nuestra memoria los preciosos acantilados de Asturias Oriental, en la zona de Cabo Vidio, que no tienen nada que envidiar a éstos, sino todo lo contrario. Aun así, dado lo cerca que está, os aconsejamos que os acerquéis, porque esto son solo apreciaciones personales, que seguro que otros no compartiran.
Desde allí había otro paraje que queríamos visitar, en principio no sabíamos si solo desde la distancia
o nos acercaríamos hasta sus pies.
A ver nos os voy a engañar, yo en este punto no tenía piernas, tenía dos apéndices sin voluntad que no respondían a las ordenes del cerebro, ya se las podía dar en español, inglés o galeíco. Ellas iban por libre, sin orden ni concierto, mendigando un descanso. El moreno de nuestra piel, sorprendentemente se acentuaba y el sol nos acompañaba todo el rato, nuestro gran amigo.
The Old man os Storr es un monolito de más de 50 metros de altura que se puede ver desde la distancia. Siguiendo las indicaciones llegareis hasta un aparcamiento. Allí comienza un sendero que se adentra por un bosque en ascenso (sí, más ascenso).
El bosque, el pasado verano, estaba en su gran mayoría recientemente talado, con lo cual el encanto de esa primera parte del camino había disminuido notablemente. Pero pasado este tramo, a pesar de estar al mínimo de energía, el paseo era más agradable y las vistas más sorprendentes según cogíamos altura.
Aproximadamente una horita será lo que os lleve este recorrido hasta llegar a la base en la que tener una buena panorámica. Os llevareis con vosotros otro de los puntos claves de la isla de Skye.
Desde aqui de lo que realmente teníamos ganas, a parte de sentarnos, era de cenar ya. Dada la buenísima experiencia de la noche anterior en The Lower Deck en Portree, volvemos sin dudarlo. Decidimos llevar el coche hasta el pueblo, no nos planteamos el paseíto de 15 minutos de vuelta al alojamiento. La cena estupenda, el ambiente de nuevo muy agradable y la noche resulta muy divertida. Recordando los lugares tan impresionante que hemos vivido durante el día en Skye.
Bastante temprano, regresamos al B&B, hay que cerrar las maletas porque es nuestra última noche en Portree. Dormimos profundamente hasta la mañana siguiente, que abandonaríamos la isla, esta vez no en Ferry sino por carretera, en dirección Inverness. Pero eso sería ya al día siguiente…
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Revista Cultura y Ocio
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