Según un estudio publicado recientemente por la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), el aumento de mamas fue el segundo tipo de operación más demandado durante 2009. En mi consulta, por ejemplo, ésta es la intervención más realizada. Una intervención a la que se sometieron más de 18.000 mujeres en toda España (solamente superada por la liposucción, operación a la que recurrieron aproximadamente 20.000 personas durante ese año 2009).Ese mismo estudio indica que el aumento mamario es la cirugía más demandada por las jóvenes menores de 30 años.
Teniendo en cuenta su leve postoperatorio (en líneas generales, la paciente puede volver a su “día a día” con normalidad a los 4 días de la intervención, evitando eso sí los esfuerzos físicos intensos), los satisfactorios resultados que se obtienen y los múltiples casos en los que se aplica esa intervención (corregir una reducción en el volumen de la mama después del embarazo, equilibrar una diferencia en el tamaño de las mamas, cirugía reconstructiva después de una intervención mamaria…) es lógico que esta sea una de las intervenciones más frecuentes en cirugía plástica – estética. En publicaciones científicas americanas se ha hablado también de una cifra muy alta: hasta un 40% de las mujeres piensa en algún momento de su vida en retocarse el pecho.
Y si frecuente es la intervención, igualmente común es la pregunta: ¿cuál debe ser el tamaño de las prótesis? Las pacientes desean un pecho más grande, pero…. ¿Cuánto más? Como ya he mencionado en otras ocasiones, cada persona cuenta con su propia belleza, que la hace única. Cada cuerpo es diferente, así que no todas las prótesis servirán igual a todas las mujeres. La búsqueda de una belleza natural y armoniosa se hace más latente que nunca en estas intervenciones en el pecho, ya que un tamaño excesivamente grande resultaría poco natural, además de aumentar las posibilidades de complicaciones.
La cuestión es: ¿cómo medimos el tamaño de las prótesis? Hasta hace relativamente poco sólo se tenían en cuenta los centímetros cúbicos de las prótesis. Se contaba con prótesis de 275, 300, 325 cc… Era la única medida que “servía” cuando sólo contábamos con prótesis redondas. Hoy día los avances en este terreno nos permiten contar también con prótesis anatómicas con forma “de gota”, mucho más parecidas a los mamas, y que han comportado hablar de algo más que de centímetros cúbicos.
Desde que se empezaron a utilizar estas prótesis, se empezó a hablar más de tamaños en relación a las tallas de sujetador (en contorno y en copa). Lo cierto es que el verdadero tamaño del pecho es la copa (ya que el contorno depende del tamaño del tórax y de la espalda). De todos modos, hablar de tallas de sujetador tampoco resulta del todo exacto: por ejemplo, una mujer de muy baja estatura y muy delgada y otra de una complexión fuerte y estructura ósea mayor, muy probablemente requieran prótesis distintas, aunque las dos hayan pedido a su cirujano tener una talla 95 de sujetador.
En definitiva se trata de escuchar los deseos de cada mujer y escoger aquella prótesis que consiga aproximarse a lo que busca pero evitando contornos desproporcionados. Buscamos realzar su figura y hacer que se sienta atractiva, segura y natural con su pecho.
Para valorar el volumen contamos con unos probadores, una especie de prótesis de distintos tamaños, que colocándolos debajo del sujetador nos ayudan a entender lo que busca la paciente. Se están desarrollando sistemas informáticos para hacer valoraciones más realistas de lo que podemos conseguir con cada tipo de prótesis. Hasta ahora han sido un fiasco, pero según nuestras investigaciones parece que nos acercamos a algo que puede ser muy interesante a la hora de valorar preoperatoriamente los resultados.