El otro día, en Málaga, un grupo de cargos públicos del Partido Popular arremetieron contra Susana Díaz. Algo absolutamente condenable, pero más condenable es cuando se utiliza y se pervierte llamando escrachea esta actuación, intentando equipararlo a las manifestaciones, concentraciones ante sedes de partidos, y lo que es peor las acciones pacíficas de la ciudadanía ante políticos.
Pero es curioso cuando esta perversión de los términos, no sólo viene de determinados medios, son algunos de los seguidores de la propia Susana Díaz, claro está, que en muchos de los casos tampoco estaban de acuerdo los los miembros de plataformas de ciudadanos hacían escrache, repito, pacíficos ante presidentes de bancos, ministros y dirigentes políticos.
No habría que mezclar churras con meninas, no es justo, y lo más que se consigue es que se miré con buenos ojos, acciones de cargos públicos y orgánicos del partido popular.