Escribiendo: Buscando la inspiración en Japón

¡Hola lectores!

Algunos ya sabréis que esta Semana Santa me fui de viaje con mi familia a Japón, ya que lo anuncié en el blog en esta entrada. En principio no tenía pensado hablar de esta experiencia aquí ya que a primera vista no tiene nada que ver con la literatura,  pero un amigo me dio la idea de contaros cómo me había inspirado este viaje no solo para escribir, sino también para leer. Así que aquí estoy.

No se muy bien cómo quedará esta entrada porque la escribo un poco a ciegas, pero espero que os guste.
Hace tiempo os hablé en una entrada de esta sección de formas para inspirarte o superar un bloqueo a la hora de escribir. Una de estas formas, para mí la mejor, es viajar. Y es que, en mi caso, viajar siempre me viene muy bien a la hora de escribir. Y el caso de Japón, un destino tan lejano y diferente, no fue menos.

Encontrarme con unos paisajes como los que vi allí hizo que me entraran ganas de escribir sobre lugares exóticos, de describir los árboles y la naturaleza, de plasmar en mis historias las flores de los cerezos y los grabados de los templos. Ver cosas nuevas que son un regalo para la vista siempre dispara mi imaginación. Si habéis leído alguna entrada de la sección Escribiendo, sabréis que mi género favorito es la fantasía y sobre todo escribo sobre eso. Todos estos lugares me ayudan a imaginarme mis propios mundos y a menudo me baso en cosas que he visto de verdad para construirlos en mi cabeza. 

Pero no sólo el hecho de ver monumentos y paisajes ayuda, sino en sí todo el ritual del viaje.
Entrar en contacto con otra cultura, desconectar por completo de la rutina, airear la cabeza y, durante unos días no tener ninguna preocupación… es como un soplo de aire fresco a la hora de escribir, ya que cuando vuelves a ponerte a ello, lo haces con otras ideas.
En especial, no es que viajar me ayude a continuar una historia por donde la había dejado, sino que siempre encuentro nuevas ideas, nuevos enfoques, se me ocurre cambiar algunas cosas o darle otro tono a la trama. De hecho, mientras estaba en Japón empecé a replantearme la historia de un libro que tengo a medio escribir y terminé renovándolo por completo.

En cierta medida, viajar a Japón también me ayudó a leer.
Había intentado empezar varias veces el libro de Máscaras femeninas, de Fumiko Enchi y lo había abandonado porque sentía que no era el momento. Como era un libro japonés, decidí llevármelo por si me entraban ganas de leerlo allí. Y sí, acerté. Mientras estaba allí me entraron ganas de leer algo de esa cultura y por fin pude encontrar el momento adecuado para esa lectura.