¡Hola lectores!
La idea de hacer esta entrada me la dio un amigo, y buscando por internet encontré un blog maravilloso llamado Dragón mecánico que habla de un montón de cosas de escritura y que me inspiró para hacer esta entrada. Luego la cosa se me fue de las manos y terminé leyendo un trabajo de fin de grado de 60 páginas sobre el tema, pero bueno. Vayamos al grano.
La figura del héroe siempre ha ido asociada al protagonista de una historia. En la Grecia clásica, el héroe como tal era el hijo de un mortal y de un dios. Sin embargo, hay muchísimos significados y muchísimas interpretaciones para el término "héroe", que varían con la cultura, con el lugar y con el momento.
Por norma general, el héroe suele encarnar los valores de la cultura particular, aquello que se considera como bueno. El héroe suele ser valiente, es bondadoso, representa la figura del bien y tiene que realizar grandes hazañas como salvar el mundo.
Esta es la visión más clásica del héroe, pero es cierto que la cosa ha ido evolucionando y el concepto se ha ampliado. A día de hoy, hay muchos tipos de héroes: tenemos el héroe "especial" o "el Elegido", que tiene algo que lo hace diferente de los demás -véase cualquier distopía adolescente-; el héroe que es una persona totalmente normal que no destaca en nada; o el héroe veterano que ya está cansado de ejercer su papel -un tipo de héroe que a mí me encanta-. Sin embargo, la figura del héroe está un poquito pasada de moda. Por lo menos, si me preguntáis a mí, prefiero mucho antes un antihéroe a modo de protagonista o incluso un auténtico villano. Y creo que no soy la única.
Y es que sí: la figura del antihéroe está en auge. ¿Por qué? Porque desde el primer momento, el antihéroe no es perfecto, ni es elegido, ni lucha necesariamente por el bien. El antihéroe tiene rasgos más humanos, tiene defectos visibles y palpables, que muchas veces predominan sobre sus virtudes. Algunas de sus características son un pasado oscuro o trágico, un desencanto con la realidad y con la sociedad o la búsqueda del beneficio propio antes que la del bien común. Podríamos decir que el antihéroe reúne algunas cualidades del héroe y algunas del villano. Es una especie de mezcla entre ambos.
Ya no nos es suficiente sólo con la figura del héroe que encarna el bien, sino que necesitamos personajes que sean más humanos, más grises, y todo eso lo cumple el antihéroe a la perfección. Es necesario que cambie el concepto, que aparezcan nuevas figuras que nos ofrecen nuevas posibilidades. De hecho, me parece muy curioso el concepto del héroe byroniano, una figura que dista mucho del héroe clásico. Este tipo de héroe es muy inteligente y sofisticado, puede tener un humor brusco y cambiante, rechaza totalmente la sociedad y a menudo opera al margen de la ley, además de tener tendencias autodestructivas. Se podría decir que más que una versión del héroe clásico, es una interpretación que desciende del villano.
Aunque hay ciertos héroes que me gustan, a mi dame como protagonista un antihéroe que ya verás que rápido me conquistas. Y, por supuesto, algo que siempre valoro muchísimo es un villano bien construido. Se dice que una buena historia se mide en función de la calidad de su villano, y no podría estar más de acuerdo con esta frase. El villano, el antagonista, me parece muy difícil de crear porque tiene que ser humano y tiene que ser coherente, no simplemente una figura que encarne el puro mal. Ese tipo de villanos, al igual que sus correspondientes héroes, creo que también se han quedado algo desfasados. Para mí, un villano perfecto también tiene que tener luces.
Por último, quiero dejaros algunos libros que me parece que tienen maravillosos antihéroes entre sus personajes y también algunos de los mejores villanos: