Revista Cultura y Ocio

Escribir como terapia

Por Lola2011
Escribir como terapia ¿Quién no ha escrito un diario en algún momento de su vida? ¿O tal vez un poema? Es algo instintivo, una necesidad de expresarse, de comprenderse a uno mismo. No hace falta ser escritor para coger un cuaderno y un bolígrafo y plasmar sobre la hoja en blanco nuestros pensamientos y sentimientos desterrando el temor de ser juzgados, nadie va a leer lo que escribimos, incluso podemos romper el escrito una vez haya cumplido su función terapéutica. Aunque también es posible que queramos guardarlo y releerlo pasado un tiempo. Eso nos puede ayudar a comprobar si hemos evolucionado, si hemos resuelto un problema o si vamos en buena dirección.
Los pensamientos se agolpan en nuestra mente, se pisan, se enredan, nunca se detienen. Ponerlos sobre el papel nos obliga a ordenarlos y ese simple acto nos ayuda a clarificarlos, a darnos cuenta de lo que nos ocurre. A veces, incluso encontramos la solución a un problema que se manifiesta claramente en ese dejarnos fluir. Y, cuando menos, el mero hecho de escribir, de sacar de nuestro interior lo que nos atormenta, lo que nos preocupa, nos sirve de desahogo, nos ayuda a aligerar esa carga, a lo mejor incluso a desprendernos de ella.
Escribir como terapia
Al atrapar ese pensamiento volátil y plasmarlo en el papel le damos una entidad física, deja de  ser
algo abstracto y podemos trabajar con ello,  ser conscientes de lo que nos ocurre y buscar la mejor solución.
Decía Vargas Llosa que escribía para liberar sus demonios internos; muchos empezamos a escribir por eso, o porque no nos gusta la realidad que nos rodea. Dicen que los escritores somos algo neuróticos  y por eso nos dedicamos a crear otros mundos, a inventar historias en las que damos salida a nuestros "fantasmas" personales. En una novela podemos decir, por boca de un personaje, aquello que no nos atrevimos a decir nunca, podemos incluso matar sin consecuencias ni derramar  una gota de sangre, podemos hacer realidad nuestros sueños más improbables.
Cualquiera puede hacer lo mismo sin necesidad de ser escritor y obtener los mismos beneficios.
Escribid y os sentiréis mejor. Además, es una terapia muy económica.

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