"...lo que experimenté en las Cévennes en el verano de 1964 fue un encantamiento. No fue nada a partir de lo que elaborar un relato gótico, o que pudiese interesar a la Sociedad de Investigaciones Psíquicas; fue un acto de violación psicológica deliberada, una invasión o una transgresión del presente en el pasado, y en cierto sentido del pasado en el presente. Y en esta experiencia de encantamiento encontré por primera vez -aunque entonces no era consciente de ello- lo que ahora creo que es el proceso esencial de la biografía."
Parque Nacional de las Cévenes, Francia
Según Holmes, realizar una biografía de alguien tiene dos aspectos esenciales. Por un lado, el acopio de datos, hechos y materiales biográficos; por otro, la "creación de una relación ficticia o imaginaria entre el biógrafo y su sujeto; no simplemente un 'punto de vista' o una 'interpretación', sino un diálogo vivo y continuo entre ambos". Siempre me han decepcionado las biografías que contemplaban a su sujeto desde lejos, como aspirando a una imparcialidad olímpica (no olvidemos que los dioses del Olimpo distaban bastante de ser imparciales). Para que este diálogo entre ambos sea fructífero, debe haber antes que nada una identificación en mayor o menor medida consciente entre biógrafo y sujeto. Es una especie de enamoramiento previo. Pero el amor nos ciega y un biógrafo con los ojos vendados es un mal biógrafo:
"El verdadero proceso biográfico comienza precisamente en el momento en que esta forma ingenua de amor e identificación se quiebra. El momento de la desilusión personal es el momento de la recreación impersonal y objetiva."Sin embargo, Holmes extrajo también una lección final de sus experiencias tras los pasos de Stevenson, que tiene que ver con la imposibilidad de reconstruir el pasado:
"..cuanto más atenta y escrupulosamente sigues los pasos de alguien a través del pasado, más consciente te vuelves de que nunca existió por completo en ningún lugar de aquel recorrido. No puedes congelarlo, no puedes clavarlo con una chincheta en ningún recodo del camino, ninguna curva del río, ninguna visión desde una ventana. Está siempre en movimiento, acarreando su vida pasada hacia el futuro."
Aún así, o quizás precisamente por ser capaz de reconocer estas limitaciones, Holmes es autor de maravillosas -y premiadas- biografías sobre los poetas románticos ingleses (Shelley, Coleridge) y de un libreo éste sí, traducido al español- acerca de la ciencia en la época romántica: La edad de los prodigios. Terror y belleza del romanticismo (Noema)">La edad de los prodigios: terror y belleza del romanticismo.Me resulta incomprensible que una obra tan absorbente y estimulante como estos "pasos" de un biógrafo insigne no tengan versión española. ¿A qué esperan, señores editores?