“Apre Bondye se dokte. Dokte swen ou, men li pa Bondye”
“Después de Dios está el doctor. El doctor te cuida pero no es Dios”
Proverbio criollo.
Queridas amigas, queridos amigos, escribir me relaja. Escribir me permite vaciar los sentimientos que son demasiado grandes e intensos para guardármelos dentro. Poder compartirlo con todos vosotros es un gran alivio, un gran consuelo, una vía de escape. Formáis parte de esta misión, así que sentíos a partir de ahora mismo parte importante de ella. Bienvenidos!
Tenía muchas ganas de regresar de nuevo en el Hospital Nossa Senhoora da Paz de Cubal, muchas ganas de volver a ver a las verdaderas protagonistas: las hermanas misioneras a las que admiro profundamente. Son ellas las que día tras día y también noche tras noche prosiguen al pie del cañón haciendo entrega de su vida cuidando y tratando a los más necesitados como mejor saben hacerlo, con todo su Amor.
90 niños y niñas ingresados en la unidad de pediatría. 5 niños ingresados nuevos. 2 niños que han muerto. Es el balance de las últimas 24 horas en la unidad de pediatría. La carta de presentación.
Pero más allá de las escalofriantes cifras, hemos de tener presente que detrás de cada número se encuentra un nombre propio, una mirada única, un rostro sufriente que solicita alivio, esto es el alma de la medicina, y se puede y debe hacer en cualquier rincón del mundo.
Nada más llegar al hospital ya reclaman nuestra presencia. Se trata de Jose, un pequeño niño de escasos meses de vida que hace unos días que mira sin mirar, se encuentra gravemente enfermo. Hace dos días que vomita por la boca un contenido líquido de color a heces, lo que en términos médicos llamamos vómitos fecaloideos y que nos hace sospechar en que hay algo que está ocluyendo el intestino, y las heces, al no poder avanzar y salir por el ano salen por la única salida que encuentran que no es otra que la boca. La solución es una operación, nuestro Jose precisa una operación.