Este martes de fiesta visité la exposición temporal del Museo Helga de Alvear Escribir todos sus nombres. Artistas españolas desde 1960 hasta hoy, comisariada por Lola Hinojosa Martínez, y que puede verse hasta el próximo 29 de octubre en las dos salas de arriba del edificio de la Casa Grande. Solo una pareja y yo, a las doce y pico de la mañana festiva que más vacía deja la ciudad; pero con algunos otros visitantes en la exposición permanente, pues tuve que ir a recepción para hacerme con el catálogo, editado en Alemania para la edición de la muestra en el PalaisPopulaire de Berlín desde octubre de 2022 hasta el pasado febrero. Las fichas de las autoras, las reseñas sobre ellas y sobre las obras expuestas, la introducción de Lola Hinojosa y la inclusión de una conversación de esta con dos artistas de generaciones diferentes, Esther Ferrer (San Sebastián, 1937) y Dora García (Valladolid, 1965), nutren un catálogo excelente, que es más que un testimonio compendiado de lo visto. Un recuerdo de libro que nunca puede sustituir a la experiencia personal de la visita, ni recoger el sugerente itinerario propuesto. Por ejemplo, el pórtico de la «frase de oro» Revolución, cumple tu promesa, que recibe al visitante y que es una petición y una queja basada en la reivindicación de la sufragista mexicana Margarita Robles de Mendoza que pidió el voto femenino frente a la Cámara de Diputados de México en 1936. Su recreadora, Dora García —también la que está en la base del título Escribir todos sus nombres—, lo amplía y lo aplica a todas las revoluciones, y lo concreta en la petición de que cumplan con la promesa de «emancipar a todas las mujeres». Con ese mensaje, el visitante se adentra en una muestra de las artistas citadas, más Elena Asins, Ángela de la Cruz, Cristina Iglesias, Aurèlia Muñoz, Eva Lootz, Erlea Maneros, Soledad Sevilla y Susana Solano, una decena como representación de los varios centenares de mujeres presentes en la colección de Helga de Alvear. Aunque en el interior de la exposición se imponen las propuestas individuales de las autoras, desde la peculiaridad del paisaje blanco de Carmen Laffón hasta los ejercicios sobre la abstracción de Erlea Maneros, queda patente la necesidad de visibilizar esta forma de nombrar el mundo en femenino, como sugiere en su texto la comisaria Lola Hinojosa. Con la fascinación inicial por el paseo lisboeta de Soledad Sevilla (Los días con Pessoa, 2021), recorrí los diferentes espacios y, curiosamente, me demoré ante Heartbeat (Mapa), un collage con fotografías, flechas de relaciones y textos en una de las piezas con más narrativa de todas, precisamente de la autora, Dora García, con más vinculaciones con la literatura entre las participantes. Una suerte de esquema —o mapa— de lo que en otros momentos ha tomado la forma de video-instalación que, sobre los ejes de identidad, intimidad, adicción y locura, me atrajo quizá por su base literaria. Sería por algo.