El tiempo invertido en este, mi blog de maternidad, supera con creces las horas destinadas a otros de mis antiguos empleos. Tener una bitácora actualizada y con una comunidad de seguidores activa implica dedicación y horarios intempestivos. Cierto es que sarna con gusto no pica. Me encanta cuidar de mi blog y de mis lectoras.
Todas las opiniones que expreso este blog son sinceras. Cuando hablo de productos también. No obstante, al final de cada post añado un código de confianza para que sepáis si existe patrocinio o no. En realidad me lo podría ahorrar, porque sólo en un par o tres de ocasiones, las marcas me han enviado sus productos. Nunca me han propuesto un pago y sólo me han solicitado presupuesto económico 2 veces.
Por otro lado está la interesante reflexión que realiza Beltzane en su blog de bel belart. En él nos muestra una infografía acerca de Las madres y las redes sociales en 2012, de la que se desprende la importancia que las madres en general tenemos como prescriptoras online de las marcas.
El problema es que la mayoría de estas marcas, como muy bien apunta Beltzane, aunque se dan cuenta del potencial de las madres blogueras como canal de difusión, se acercan a nosotras torpemente enviándonos sus notas de prensa e intentando que hablemos de sus productos de forma gratuita y sin conocerlos.
Es por esto que he decidido escribir esta carta para las marcas sordas, que son aquellas que intentan aparecer en blogs de maternidad sin haber iniciado antes un approach en condiciones:
Estimados Señores de las marcas sordas,
Gratis no trabajamos.
Escribir un post, maquetar la imagen, corregir el estilo y dinamizarlo en las redes sociales me ocupa 2 horas como mínimo. Durante esas 2 horas pongo toda la carne en el asador para crear algo bueno para mis lectoras. Si a mis lectoras les gusta, comentan, comparten y no por arte de magia si no gracias a un enorme trabajo, la virilidad se manifiesta.
Para componer un post decente y sincero necesito probar el producto, que me guste de verdad y que se me pague una tarifa, aunque sea simbólica, para no tener la sensación de estar haciendo el primo.
Dicho esto y esperando no haberles caído demasiado mal, deseo que valoren el potencial de los blogs maternales y que se animen a solicitar un presupuesto sin compromiso (negociable). Siempre están a tiempo de decir que no.
Ahora sí que ya no rascaré ni unas tristes muestras.
Este post ha sido redactado según el Código de Confianza C0C