Escritor

En un lugar escondido, en algún rincón dentro de cada persona, se germina, alimenta y crece algo llamado opinión. Todos poseemos una opinión sobre algo, sobre algún tema candente y bien concreto; o una opinión sobre todo en general, que abarca la situación que nos rodea, nos atañe y afecta. La opinión viene a ser como el alma que todos tenemos, pero que no todos muestran. Una persona sin opinión sería como una persona sin espíritu. ¿Se lo imaginan?
Un escritor es una factoría de palabras. Una mina de la que se extraen letras, se ordenan, se procesan y se crean oraciones con el fin de exponer una idea, un pensamiento o una realidad. Unas veces esta realidad puede ser inventada, creada en la imaginación del autor. Otras veces el autor sólo es espejo de la verdadera realidad que lo rodea.
El escritor también guarda en su interior una inquietud, la necesidad de mostrar su alma, o dicho de otra forma, de exponer su opinión. Tiene algo de egocentrismo o complejo que no sé cómo definir. Pues lo que más quiere en este mundo es que sus palabras se lean, al igual que un niño requiere la atención de quien lo rodea para que observen su peripecia en su actividad.
Por eso escribo, por eso doy mi opinión y expongo mi alma. Al igual que todas las almas deberían ser salvadas, todas las opiniones deberían ser escuchadas o leídas. Siempre que se trate de un alma que ha sido cuidada y siempre que se trate de una opinión que ha sido formada debidamente. Y qué mejor lugar para alimentar una opinión que en las bibliotecas, lugares de estudio y de silencio; estas cosas son las que guarda en común las bibliotecas y los conventos, ambos deberían ser lugares de meditación.
Empecé a leer y visitar las bibliotecas a edad temprana. Mas tuve una vocación tardía para el arte de escribir. Tal vez porque tenga que ser así. Tal vez porque lo segundo no puede ser sin que le haya dado ventaja a lo primero. Es necesaria la formación para que la opinión sea fructífera. Porque esta es el motor que hace avanzar cualquier idea. Una opinión argumentada es lo que permite cambiar, crecer y avanzar. Sólo queda que en la realidad que se refleja, seamos consecuentes y guardemos una relación entre lo que opinamos y como actuamos.