Como cada año, se acerca el 23 de abril Día Internacional del Libro que es una conmemoración celebrada a nivel mundial con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. La Conferencia General de la UNESCO la aprobó en París el 15 de noviembre de 1995, por lo que a partir de dicha fecha el 23 de abril es el «Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor». Como vemos, incluso la UNESCO se olvida de las autoras.
Aunque muy recientemente y en otro medio de comunicación escribí sobre la necesidad de descubrir autoras, hoy voy a hacer lo mismo repitiendo alguna de ellas e incluyendo otras, puesto que el universo narrativo femenino es inabarcable y solo voy a recomendar lo que yo he leído, porque no me puedo atrever con autoras desconocidas.
De Laura Nuño lo he leído casi todo, sobre todo sus dos últimos libros “Maternidades S.A.” y “El derecho a la educación” me parecen dos libros imprescindibles para entender algunas controversias del feminismo actual.
De Pilar Aguilar Aguilar Carrasco tengo pendiente “Feminismo o Barbarie, volumen 2” y lo estoy deseando leer en seguida que tenga un hueco y que espero que sea tan ameno y divertido como el primer volumen.
De Gemma Lienas he leído alguno de sus cuadernos, “Rebels, ni putes ni submises” y recientemente “Derechos frágiles”. Todos ellos de muy recomendable lectura.
De Almudena Grandes he leído mucho, pero sin dudarlo me quedo con” El corazón helado” y “La madre de Frankenstein”. Impactantes los dos y con una riqueza de personajes apabullantes.
También y recientemente leí “El evangelio según María Magdalena” de Cristina Fallarás. Lenguaje directo, claro y desgranando el papel de las mujeres, incluso de clase alta en aquellos momentos tan convulsos.
Como siempre, necesito reivindicar a Raquel Ricart Leal con sus “Les ratlles de la vida”. Una historia sobre una saga familiar a la que he vuelto en varias ocasiones y siempre descubro cosas nuevas. Una dura, pero bella historia de nuestra propia historia de postguerra.
Hace muchos, muchos años, leí “Pedra de Tartera” de María Barbal. Me pareció tan dura que incluso, después de tantos años se me encoge el corazón solo con recordar el nombre de la novela.
De Gioconda Belli, También lo he leído casi todo. Desde su “Mujer Habitada”, pasando por “El país de las mujeres” o “El intenso calor de la luna” y con todos he disfrutado muchísimo.
De Edurne Portela solo he leído “Mejor la ausencia” en donde se juntan todas las violencias posibles que podía sufrir una mujer joven en los años 80 y 90 en un convulso País Vasco,
De la gran Maruja Torres me enamoró hace años “Un calor tan cercano” y años después el de “Esperadme en el cielo” que me robó el corazón por la ternura, la lealtad y el amor que se tenían los tres amigos.
Otras autoras quizás más desconocidas pero que me marcaron también son María Català con sus “Urpes de seda”, Linda D. Ciriano con “La venedora d’ous”, Jetta Carleton con sus “Cuatro hermanas”. Anna Oliver Borrás con su “Parlem d’amor? Tu tries”
Y volvemos a una de las grandes Ángeles Caso con sus “Olvidadas” o “Contra el viento”, dos imprescindibles leídas i releídas varias veces.
El primer libro que leí en catalán me lo regaló una amiga, Anna Piera, y era de Carme Riera “Te deix amor la mar com a penyora” y marcó un antes y un después en mi relación con mi propia lengua materna.
Marcela Serrano con su “El albergue de las mujeres tristes” o “Diez mujeres”, sencillamente deliciosos.
Y hay una autora cordobesa, amiga y afincada en nueva York que se llama María Lapachet que hace unos años publicó un libro “Historias de Nueva York” que cuando me lo pasó, le comenté “Son todas historias muy duras, sin ternura” y su contestación me dejó sin aliento: “Es, quizás, porque aquí no hay ternura. Tardé en recuperarme de aquellas palabras.
Najat El Hachmi, reciente premio Nadal con “El lunes nos querrán”, o con “El último patriarca” o “Madre de leche y miel”. Todos maravillosos
La recién desaparecida Nawal el Saadawi con su “Mujer en punto cero”. Brutal pero necesario.
Y ya para acabar, no quiero ni puedo olvidarme de mis queridas y grandes amigas, las hermanas Roig Celda. Rosa es la escritora i Manola la artista gráfica. Tienen publicados dos volúmenes imprescindibles sobre “Contem històries de dones d’ací”, así como otros títulos como “La dona que es rigué de Talleyrand”.
Esta vez, solo libros de mujeres que he leído y pasado por mis vísceras y des de mi condición de lectora.
Desde mi condición de escritora, mis cuatro libros en el mercado “Pensamientos, reflexiones rabias y protestas”, “Perquè el silencis de vegades si que és poden escriure” (catalàn y español), “Perquè em dona la gana” y “día a día en tiempos raros. Los podéis pedir y se mandan a domicilio por correos.
Seguro, segurísimo que me he dejado millares en el camino, pero esta ha sido una pequeña selección para ir haciendo boca para el Día Internacional del Libro que ya se acerca.
Espero que os haya gustado y que, al menos, os penséis en ampliar bibliotecas y regalar libros de escritoras para visibilizarlas y darles el lugar que les corresponde.
Ben cordiamlent,
Teresa