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Escrituras nomades: viajes con herodoto

Por Pablosolorzano

Llego un poco “infectado” de buenas opiniones sobre esta obra y sinceramente es difícil desentonar con tanta unanimidad pues es en verdad maravillosa y como todo buen libro de viajes que se precie de serlo, te transporta, te lleva, te enseña, te hace huir de donde estás. 
Joven periodista que solo quería “cruzar la frontera”, ver qué había un poco más allá de ese límite en el que estaba encerrado su país, quién no hace sentido esa tremenda curiosidad; el gran Kapuściński logra sin querer su sueño: le envían a la India para ejercer de reportero, “el mejor oficio del mundo” como diría García Márquez, logando así no solo romper “la frontera” sino traspasarlas casi todas. Más allá del difícil choque de la experiencia inicial el viaje abriría en el cronista polaco un ilimitado apetito por el mundo y dedicaría sus años a aquello que el consideró siempre lo que era el sentido de la vida: “Cruzar fronteras”. Ese descubrimiento debió haber sido éxtasis puro. Desde entonces muchos de sus viajes lo hace acompañado del HISTORIAE el gran libro de Herodoto, regalo de una profesora, y con el que se ponen las bases para lo que sería esa ciencia.
ESCRITURAS NOMADES: VIAJES CON HERODOTO
En este libro el gran reportero no nos bombardea con información sobre sus andanzas y su vida sino que también nos hace partícipes, gracias a su saber, de otros viajes y de otros momentos de la historia a través de los escritos del compañero de viajes que, en forma de libro, el destino le ha puesto al lado. Así mientras que le seguimos la pista en sus movimientos por el mundo logramos ver también ese movimiento interior que se está produciendo en él mientras aprende los rudimentos del periodismo; en medio de esa enmarañada selva de dudas y aprendizaje descubre en Herodoto un cicerone, una guía, un maestro de quien el aplicado alumno consume todo conocimiento. 
Kapuściński dialoga, por momentos cuestiona, se sorprende y nos trasmite su entusiasmo por lo que escribe su mentor cuyos trabajos mira de manera novedosa, no buscando la solidez o le exactitud histórica sino, y sobre todo, su modo de recopilar información y de cómo lo organiza para escribir su obra. Es decir comenta “el taller” del griego, sus tejes y manejes para sacar adelante la obra y nos damos cuenta que es inevitable que el polaco no se vea reflejado en el historiador: ambos viajan por lugares con culturas diametralmente opuestas a las suyas, viven en un mundo dividido (occidente – oriente) y tienen que enfrentar casi las mismas limitaciones: idiomas, falta de apropiadas vías de comunicación y tecnología, dudas. Pero la sed de conocimiento o el deseo de confirmación de un dato o una historia les anima a seguir y así avanzan insatisfechos y deseosos de aplacar la curiosidad; se mueven juntos en tiempos y geografías distintas y “Kapu”, que no cuenta con radios, ni intérpretes, ni ningún adelanto técnico que alivie la carga de su trabajo, como si lo tenían los periodistas occidentales, ve por fin la luz que brilla en la obra de su admirado Herodoto: no había que buscar imágenes increíbles ni las grandes historias oficiales; detrás de todo ello había un pueblo que palpitaba y que podía ser el venero de muchas historias mil veces más interesantes por lo cual había que ir hacia ellos, había que hablarles, leer sus pensamientos y anhelos y miedos, tal y como el griego hacía. El futuro reputado reportero percibe entonces que los reportajes vienen de la gente, de la relación yo – él, yo – los otros y que para llevar a buen puerto su trabajo depende de ellos; es decir que el reportaje es un género colectivo, no una labor solitaria y cerrada.
Creo que una de las cosas más importantes en VIAJES CON HERODOTO no es que sea solo un gran libro de viajes sino sobre todo un alegato contra el prejuicio y el provincianismo de las gentes que adormiladas viven en la cerrazón del conocimiento de otros pueblos, otras regiones, otras culturas de las que seguramente provienen muchos de los conocimientos que ellos en sus lugares disfrutan y no hacen más que criticarlas sin darse cuenta de todas las lacras y taras en las que viven inmersos.
ESCRITURAS NOMADES: VIAJES CON HERODOTO
¿Sería mejor leer primero a Herodoto? No lo creo necesario. Es más, diría que es saludable leer primero a Kapuściński pues él nos aclara muchas cosas, nos hace ver la valía y los secretos de la técnica del griego atisbando a través de los intersticios de la magia hechizante de su escritura y nos contagia un entusiasmo por su obra que hace que al final le queramos y como viajeros nos sintamos identificados con él.
Algunas frases que suenan y se repiten mí como un mantra…
  •  “A fin de cuentas, lo que podríamos llamar “contagio de viaje” existe, y es, en el fondo, una enfermedad incurable.”

  • “El camino es la fuente, el tesoro, la riqueza. Solo estando de viaje el reportero se siente él mismo a sus anchas, se siente en casa”

  • “Parte de la respuesta la proporciona el propio camino. El movimiento. El viaje”

  • “El pasado no existe, solo existen sus infinitas interpretaciones”

  • “La persona que deja de asombrarse está vacía por dentro; tiene el corazón quemado… En aquellos… que creen que no hay nada que pueda asombrarlos ha muerto lo más hermoso: la plenitud de la vida”

 Pablo

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