La comunicación con nuestros hijos es un asunto que debemos cuidar. Por ello es buena idea disponer de recursos y herramientas que faciliten la relación con ellos. Una de estas herramientas es la escucha activa: se trata de escuchar a los niños intentando comprender lo que nos dicen, lo que sienten.
Foto de palm z con licencia CC-BY-NC-2.0
Cuando un niño revela un problema o cuando manifiesta sus sentimientos es importante ser capaces de adoptar una actitud abierta y empática que facilite la comunicación y permita entender que está sintiendo. Es importante porque un niño que encuentra la ayuda adecuada para resolver los problemas y conflictos que le afectan encuentra equilibrio mental y confianza en sí mismo. Se evitan así frustraciones y conflictos que dañan el desarrollo normal.
Lo primero que debemos saber de la escucha activa es que atiende primero el componente emocional (sentimientos, emociones, sensaciones, etc) antes que el racional (ideas, creencias, conocimientos, etc). Esto es así porque es en el plano emocional donde se manifiesta el verdadero problema y de donde va a surgir la respuesta adecuada.
Para iniciar un proceso de escucha activa tenemos que disponer del tiempo necesario y si no es así tenemos que decirle a nuestro hijo que no es posible hablar en ese momento, pero adquiriendo el compromiso de buscarlo. También deben estar presentes una serie de actitudes en ese momento: deseo de ayudar, aceptación de los sentimientos y confianza; sólo así estaremos preparados para establecer una vía de comunicación efectiva. Además debemos disponer de la paciencia necesaria para que el proceso sea completo y no cerremos en falso la busqueda de soluciones.
El nucleo de la escucha activa reside en la aceptación del otro, de sus sentimientos, de sus ideas, de sus actitudes. La capacidad de aceptación viene definida por nuestras características como padres, de las de nuestro hijo y del estado de ánimo en que nos encontremos; así que si valoramos que, en ese momento que vamos a escuchar a nuestro hijo, no podemos mantener una actitud positiva es preferible buscar un momento mejor. En la escucha activa la aceptación se comunica de muchas maneras, una de ellas es con el silencio durante la escucha, sin dirigir con gestos de aprovación o rechazo lo que nos dice nuestro hijo. El rechazo de los sentimientos del niño provoca efectos negativos en la comunicación y en su personalidad.
Tras escuchar a nuestro hijo, en el plano emocional y también en el racional, tenemos que verificar si hemos comprendido su mensaje y para eso se lo expresamos con palabras, sin juicios de valor, lo que hemos captado e iniciamos un diálogo en el que también mostraremos nuestros sentimientos y evitaremos dirigir la respuesta al problema y permitiremos que sea el niño quien busque una solución. De esta forma se reduce la resistencia, que puede aparecer en una solución impuesta; se permite la madurez y desarrollo; y, la relación entre padres e hijos se vuelve más cálida y cercana.
En nuestro grupo de crianza, sobre este tema, nos han recomendado la lectura de: Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen de Adele Faber y Elaine Mazlish; y también: Técnicas Eficaces para Padres de Thomas Gordon.