Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Northstate de California, analizaron estudios existentes sobre la música y su papel para ayudar a las personas a recuperarse de una cirugía.
Todos los estudios incluyeron datos sobre los resultados de los pacientes, como el dolor y la ansiedad, así como mediciones de la frecuencia cardíaca y el uso de opioides. En su análisis, los investigadores descubrieron que el simple acto de escuchar música después de la cirugía, ya sea con auriculares o a través de un altavoz, tuvo efectos notables en los pacientes durante su período de recuperación:
Los pacientes que escucharon música de su agrado tuvieron una reducción estadísticamente significativa del dolor el día después de la cirugía. El dolor se midió utilizando dos medidas validadas que pedían a los pacientes que informaran ellos mismos sus niveles de dolor: la Escala de Calificación Numérica (reducción de alrededor del 19 %) y la Escala Visual Analógica (reducción de alrededor del 7 %).
En todos los estudios analizados, los niveles de ansiedad informados por los propios pacientes se redujeron en aproximadamente 2,5 puntos, o 3%, según la evaluación del Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo, una encuesta respondida por los pacientes que evalúa la ansiedad en una escala de 80.
Los pacientes que escucharon música utilizaron menos de la mitad de la cantidad de morfina en comparación con los que no escucharon música el primer día después de la cirugía (un promedio de 0,758 mg en comparación con 1,654 mg de los que no escucharon música).
Los pacientes que escucharon música experimentaron una frecuencia cardíaca reducida (alrededor de 4,5 pulsaciones menos por minuto) en comparación con los pacientes que no escucharon música, lo que, según señalaron los autores, es significativo porque mantener la frecuencia cardíaca del paciente dentro de un rango saludable ayuda a mejorar la recuperación al permitir una circulación eficaz de oxígeno y nutrientes por todo el cuerpo, especialmente en las zonas operadas. Además, la taquicardia, o una frecuencia cardíaca superior a 100, pueden provocar ritmos cardíacos anormales, como la fibrilación auricular, que puede poner en peligro la vida.
A diferencia de algunas terapias más activas, como la meditación o Pilates, que requieren considerable concentración o movimiento, escuchar música es una experiencia más pasiva y los pacientes pueden incorporarla sin mucho costo o esfuerzo casi inmediatamente después de la cirugía.
Los autores del estudio observaron que una reducción en los niveles de cortisol al escuchar música puede desempeñar un papel en facilitar la recuperación de los pacientes después de una cirugía. Algunas variables, como el tiempo que los pacientes escucharon música, no pudieron controlarse en el análisis. Las investigaciones futuras analizarán un programa piloto para evaluar el uso de la música en el entorno quirúrgico, así como en la unidad de cuidados intensivos.