La primera escuela pública de Almáciga se abrió en la década de 1930, estando activa la enseñanza primaria hasta el año 2012, en que se cierra por la falta de alumnado.
En el año 2012, vimos cómo se iba la última maestra del pueblo, Minerva, debido al escaso número de alumnos. Ese año sólo hubo seis niños. El pueblo se ha ido despoblando por el envejecimiento de la población y el descenso de la natalidad. Lo cierto es que el mundo rural de Anaga se muere.
Actualmente, podrían haber 10 u 11…que acuden hasta Taganana, que tienen que levantarse antes para ir a la escuela teniendo un colegio al lado de casa. Que tienen que pasar por carreteras que en época de lluvia se quedan cortadas por los desprendimientos.
-¿Qué hacemos si la carretera se corta? ¿Nos quedamos en casa o nos arriesgamos a que nos caiga una piedra encima? Preguntan los niños…pero el colegio no vuelve.
Todas las islas cuentan con escuelas unitarias, incluida la Graciosa. Estas escuelas unitarias se agrupan en los llamados Colectivos de Escuelas Rurales, los CER.
No pasa un curso sin que salga la noticia de un cierre de alguna escuela unitaria o de un CER al completo en la Isla. En los últimos años han sido cinco los colegios de los caseríos de Anaga que, por escasez de alumnos, han cerrado sus puertas: Afur, Casas de la Cumbre, Taborno, Almáciga y, el pasado curso, Chamorga.
Y los que quedan siempre están amenazados por lo mismo. Este curso, en los cuatros que permanecen operativos hay escolarizados un total de 55 niños, y solo uno cuenta con dos unidades diferenciadas, el de Taganana. El resto -Roque Negro, Igueste y Las Carboneras- solo tiene una clase con alumnos de varios niveles.
Este cierre de escuelas rurales es parte de la política de recortes de la Consejería de Educación.
Las escuelas que la Consejería quiere cerrar son casi los únicos baluartes de cultura con los que cuentan muchos pueblos y caseríos de las islas. En tal caso, sus deficiencias en medio, instalaciones y en personal deben ser asumidos por la Consejería, los Ayuntamientos y Cabildos respectivos, en cada caso, cubriendo adecuadamente y sin cicatería, las señaladas carencias.
En Canarias se demanda desde las escuelas unitarias y desde los sindicatos, una negociación específica de las escuelas rurales, que contemple medidas concretas que reconozcan y fortalezcan su papel educativo, la negociación de un mapa escolar, servicios específicos, ratios y toda una serie de medidas tendentes a garantizar la continuidad de las mismas.
Se exige que se considere a la Escuela Rural o Pequeña como un subsistema educativo específico, y por tanto distinto a la escuela urbana y suburbana a la que hay que aplicar una acción política específica y diferente.
Estas escuelas cumplen una función social fundamental en nuestro medio rural. La calidad de la oferta educativa esta fuera de toda duda y se vincula a un clima escolar que hace posible una socialización efectiva que protege el crecimiento afectivo de los alumnos y alumnas. La escuela rural aporta a su alumnado en atención personalizada, una relación estrecha con el medio social, natural, cultural,...
Estas escuelas merecerían ser noticia, eso sí, por la labor que desempeñan en la educación de los niños y niñas del medio rural.
Pero sólo quedan en muchos casos, los edificios vacíos o llenos de trastos….
Nieves López
Almáciga