Esculpir un velo en mármol. Arte en estado puro que parece magia

Si ya de por si la escultura en mármol es uno de los artes más complicados que existe, ya que no se puede rectificar, si se da una cincelada en falso hay que empezar de nuevo, el esculpir velos o telas en mármol es algo increíble, casi mágico. 
"La virgen con velo" es de lo más impresionante que se puede ver en la vida, observe el efecto de la transparencia, es obra del artista italiano Giovanni Strazza, no se conoce la fecha exacata de su creación pero fue en el siglo XIX, en torno a 1850. 

Piense en la dificultad lograr un velo -en la cara- en un material que se encuentra entre los más duros, el mármol (dureza mineral 3 - escala Friedrich Mohs ). 
Otro problema es que el mármol no se agrega, se realiza restando pequeños trozos. Porque para esculpir una figura, se toma el bloque y "simplemente se retira todo lo que no es su figura"

Espere a descubrir otras grandes esculturas creadas con hermosos velos de mármol:




Piense en el nivel de dificultad de tallar sin romper… Sin posibilidad del mínimo error ….sin posibilidad de corregir. Conoce el dicho “El tiempo es oro” ¿Sabe Vd. cuanto tiempo tardaban en esculpir una de estas obras los expertos de la época?

La escultura que vemos a continuación recibe el nombre en italiano de Disinganno, que generalmente se traduce como "Decepción" y también se conoce como "La libertad del cautivo".
"La libertad del cautivo" (1757) es la obra más famosa de Franschesko Kvirolo y destaca por la complejidad de esculpir la red. La escultura está hecha de una sola pieza de mármol y piedra pómez. 
Kvirolo fue el único maestro napolitano que aceptó el desafío. Otros grandes escultores flaquearon ante tamaña empresa, ya que creían que la red se rompería en pedazos.

La obra siguiente, de Lorenzo Berdini, representa el Rapto de Perséfone. Observe la textura de la piel, la increíble modificación anatómica ante la presión de los dedos sobre la piel.

Visto en detalle:

El escultor tenía sólo 23 años cuando talló El Rapto de Perséfone, en 1621. En esta época la longevidad media de las élites era 19–34 años.