Revista Cine

ESD 35 Marathon Man

Publicado el 23 marzo 2012 por Josep2010

Ya me ha ocurrido en otras ocasiones: busco y encuentro alguna escena cuyo recuerdo sigue en mi memoria para insertarla en esta mini sección e inevitablemente me entran ganas de ponerme a hablar (escribir) inspirándome en la película que alberga en su seno esas imágenes encadenadas de forma tan especial que permanecen a través del tiempo, ancladas, fijas desde que las ví en la pantalla grande.
En 1976 John Schlesinger se ocupó de dirigir el rodaje de una película basada en un guión de William Goldman pergeñado por el autor sobre una novela propia.
ESD 35 Marathon Man
La película, titulada Marathon Man nos cuenta las andanzas, aventuras y desventuras de un joven que se ve mezclado en un galimatías de espionaje y contrabando de diamantes del que formaba parte su hermano mayor, apareciendo como enemigo un criminal de guerra nazi que no se anda con chiquitas, provisto de una pulserita muy particular con la que puede zanjar cualquier discusión en un instante y sin pestañear.
Schlesinger debe pechar con un guión detallista que presenta una trama complicada provista de unos diálogos que no son su mejor baza. El británico director acude a su chistera de mago y mantiene la tensión con la cámara dando muestra de su sabiduría a la hora de rodar escenas que en otras manos podrían quedar rutinarias.
Empieza la película con cierto humor negro mediante una persecución automovilística que me resulta inolvidable: yo la titularía "Competición de idiotas" y es un buen ejemplo, a pesar de algunas frases sueltas, de Escena Sin Diálogos, porque lo visual es bastante para entenderla, aunque haya un matiz que se escapa, relativo a los personajes: el del mercedes es de origen alemán y el otro, el del bigote, es judío, como todos los del barrio, por otra parte.
Pocos minutos de metraje después, la acción se traslada a París y allí el hermano mayor del protagonista, aquel que decíamos que era una especie de espía o algo así, está despertándose en su habitación del hotel cuando en la calle se oye tumulto de gente y se asoma al balcón y entonces se produce una memorable y muy realista "Lucha" en la que de nuevo Schlesinger da rienda suelta a su forma de escribir con la cámara, acentuando el dramatismo y peligrosidad de la escena gracias al inesperado espectador, todo ello, esta vez sí, sin diálogo alguno; hay un fallo garrafal en la escena, como habrán observado, concerniente tanto a guionista como a director, pero la lucha sigue siendo modélica lejos de coreografías increíbles.
Hay en la trama de la película demasiados giros rocambolescos al punto que resulta difícil recordar la trama sin miedo a dejarse ningún detalle que resulte esclarecedor y cuando uno está viendo la película se angustia un poco creyendo que no va a poder seguir la intriga, pero por suerte la acción nos lleva de un lugar a otro con seguridad: no obstante, Schlesinger todavía tiene guardado un as en la manga y con inusual sencillez ornamental y una planificación escueta y precisa, consigue levantar gritos de pánico mediante una secuencia en la que el diálogo podría ser adjetivado como de besugos, si no fuera porque maldita la gracia que tiene "La preguntita" que le hacen al pobre chico...
Una interesante película que para mí tiene dos puntos de atención: el buen oficio de Schlesinger que sabe mover la cámara para remarcar en la narración cinematográfica los acentos y puntos de atención, y una nueva demostración del genial Larry que no hay papeles desechables para quien sabe lo que hacer con ellos, ni que sea producir el canguelo de la sala entera con una mirada.


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