Si Stalin estaba de mal humor, su ministro del cine, Bolshakov, proyectaba alguno de sus clásicos favoritos o, mejor aún, una película extranjera. Lo gracioso de la cuestión es que Bolshakov debía interpretar los diálogos sobre la marcha, pero no hablaba inglés, así que pasaba la mayor parte del día con un intérprete "estudiando" las películas. Los protegidos de Stalin se partían de la risa con las traducciones absurdamente obvias de Bolshakov: "Está corriendo. Se ha parado...".
Simon Sebag Montefiore (2004). The Telegraph