Revista Coaching

Ese problema te pide un cambio. ¿Te atreves con él?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

A esta hora, tú y yo tenemos algo en común: problemas. Es decir, situaciones temporales que demandan soluciones.

Los problemas suponen un cambio. Estás relajado en el parque. Brilla el sol. Y, de repente, los cielos se ennegrecen anunciando tormenta. ¿Qué vas a hacer?

El panorama ha cambiado sin que tú hagas nada, en este caso. Y va a dar lugar a un nuevo cambio: la solución que estimes conveniente en ese momento.

Tanto problemas como soluciones son cambios. Y, a veces, a los seres humanos el cambio nos viene largo. Tan largo, que podemos considerar preferible acostumbrarnos al problema o darle largas, que el cambio que supone la solución.

Ese problema te pide un cambio. ¿Te atreves con él?

Tal vez, nos traería más cuenta "acostumbrarnos" al cambio, en sí. ¿Llega un problema? Pues, venga, estudiémoslo y a ver qué se nos ocurre para ir solucionándolo.

Seguro que encontraremos problemas que nos pidan soluciones incómodas. El cambio va a ser más difícil que bordear el problema o encontrar la manera de convivir con él (que también es otro cambio).

A corto plazo, mejor el problema (al que ya le hemos visto la cara) que un cambio-solución, que a saber dónde nos va a llevar.

A largo plazo es otra cosa. A medida que ponemos el acento en las soluciones y nos atrevemos (incluso con las antipáticas), vamos perdiéndole el miedo al cambio.

Poco a poco, incluso el problema cambia de nombre. Lo llamamos "coyuntura", "circunstancia", "situación a resolver" u " oportunidad ".

Cuando llega el problema superamos antes la fase de: ¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? Y volcamos la energía en un cambio que sí vamos a elegir: la solución.

El cambio igual se producirá. Los problemas de hoy, mañana serán historia. Las soluciones de hoy, quizás sólo sirvan para hoy y no para los nuevos problemas que vendrán.

Pero pensar en esas soluciones y actuar sobre ellas obrará también un cambio en nuestra perspectiva sobre los problemas y en nuestra actitud ante los mismos.

Termina la reflexión aquí. Seguimos con los mismos problemas que hace un minuto. Algunos de ellos piden un nuevo cambio, una solución. ¿Nos orientamos hacia ella o seguimos dando vueltas sobre el problema?


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