Un esguince es la distensión o estiramiento excesivo de las fibras ligamentosas que unen dos extremos óseos próximos, generalmente en una articulación. Esta distensión puede llegar a rotura, y esto es lo que lleva a establecer una clasificación de la gravedad del esguince.
En el pie existen muchos ligamentos que están encargados de dar estabilidad y unir la multitud de huesos que lo forman, pero los esguinces más característicos y frecuentes son los de los ligamentos lateral interno y externo, que son los que sujetan el pie a la pierna (al peroné y a la tibia) y evitan que se desplace excesivamente hacia el exterior y el interior respectivamente. Es habitual que se produzca el esguince al pisar mal y doblar el pie de manera que este quede con la planta mirando hacia dentro y apoyado sobre el borde externo.
Síntomas del esguince de tobillo
Dependiendo de la gravedad del esguince de tobillo tendremos una sintomatología diferente; así podemos distinguir varios tipos de esguinces:
- Grado l: En el cual se produce una ligera elongación del ligamento. Aquí veremos una cierta inflamación bajo el maleolo o relieve del tobillo (o interno o externo) y el paciente sentirá dolor en la zona y no podrá mover ni apoyar el pie con seguridad.
- Grado ll: En este tipo ya se producen pequeñas roturas de las fibras ligamentosas. Externamente aparecerá inflamación, dolor y un hematoma en la zona que puede ampliarse a áreas periféricas (como los dedos, partes de la pierna…) No podrá apoyar el pie, ni moverlo, ya que provocará mucho dolor.
- Grado lll: La elongación es tal que el ligamento llega a romperse totalmente (una parte de él) Los signos son como en el caso anterior pero más exacerbados. La inestabilidad de la articulación es muy acentuada.
¿Cómo prevenirlo
Al ser por causa accidental, no podemos prevenirlo de una manera concreta.
En una persona que haya tenido sucesivos esguinces y su estabilidad ligamentosa sea insuficiente, la movilidad sea excesiva o dolorosa, podemos indicar una especial atención sobre ese tobillo cuando sepamos que vamos a practicar alguna actividad que requiera un sobreesfuerzo o un riesgo añadido a la articulación (entrenamiento, partido, marcha por terreno inestable…).
Sujetaremos esa articulación con un calzado adecuado, o incluso llegaremos a vendarlo si eso no fuese suficiente. Si se puede contar con las manos de un fisioterapeuta, un vendaje funcional sería lo óptimo en estos casos, ya que permite el movimiento de la articulación pero impide especialmente el que causó la lesión y el que afectaría al ligamento dañado)
Tratamiento del esguince de tobillo
Tratamiento de urgencia ante un esguince de tobillo:
- Aplicación de hielo durante 10 minutos intermitentemente cada media hora.
- No utilizar el calor, en este periodo inicial, como medio para evitar el dolor, ya que favorecería la inflamación.
- Mantenimiento del miembro sobreelevado el mayor tiempo posible para evitar el edema.
- Inmovilización más o menos rígida dependiendo del tipo de esguince que se haya producido.
- Prohibición de apoyar el pie afectado, al menos durante los 2 ó 3 primeros días.
- Ir al centro médico para asegurarnos de que no hay lesiones más graves.
La duración de la inmovilización va en función del grado del esguince de tobillo. Para los de grado l el tiempo será de 4 ó 5 días, para el ll 10 días, mientras que para los de grado lll, se llegará hasta los 20. Esto siempre bajo la vigilancia de un médico o un fisioterapeuta que supervisará casi día a día el estado del esguince y tras el tratamiento del mismo los primeros días, seguirá vendando el tobillo para proteger la articulación durante alguna semana después.
El objetivo de la pronta retirada del vendaje se debe a que algunos de los problemas asociados más frecuentes de los esguinces son la atrofia muscular, la rigidez de la articulación y la osteoporosis que se producen por no apoyar ni mover el tobillo durante tanto tiempo como se suele inmovilizar.
Los movimientos que se realizarán durante esta primera etapa serán siempre muy cautelosos. El beneficio de no llevar inmovilizado el pie va en detrimento de la seguridad del tobillo, ya que hay riesgo de que se vuelva a producir el mecanismo que provocó el esguince de tobillo. Por eso la vigilancia del estado del mismo es importante por parte del fisioterapeuta.
Tratamiento propiamente fisioterápico
El tratamiento fisioterápico durante el periodo inicial de los esguinces es evitar el edema y el dolor mediante:
- Baños de contraste (en agua fría y caliente)
- Masaje evacuatorio del pie. Partiendo desde los dedos se realizará un masaje ascendente hacia la pierna, tratando de relajar a la vez, fascia plantar, y musculatura del pie.
- Corrientes especiales, que faciliten el drenaje del edema e incluso algunas como las de distorsión que disminuyan la sensación dolorosa.
- Ultrasonidos.
- Crioterapia (aplicación de hielo)
A medida que va remitiendo la inflamación y el hematoma, si lo hubiera, se comienza a tratar el ligamento en si con:
- Láser
- Ultrasonidos.
- Masaje evacuatorio.
- Masaje tipo cyriax, con acción antiinflamatoria y sobretodo para ayudar a la correcta estructuración y realineación del ligamento. Cuando se produce el esguince de tobillo y como consecuencia esas microrroturas ligamentosas, la cicatrización del mismo se realiza por medio de tejido fibroso, el cual no tiene la elasticidad, ni la direccionalidad del ligamento anterior. Queda una zona enmarañada, un masa fibrosa que por medio de este tipo de masaje tratamos de orientar debidamente para que el ligamente quede fuerte evitando así nuevas lesiones.
Liberar de presiones la articulación por medio de manipulaciones y tracciones. Todo tipo de manipulación o descompresión articular (siempre bien realizada) relaja la articulación en si y la musculatura adyacente. Después de un traumatismo, la articulación lesionada queda en un estado de sobretensión debidos al dolor, las rigideces y la modificación de su uso (pisaremos diferente para no apoyar la zona que nos molesta, lo cual acaba perjudicando al paciente). Por medio de estas técnicas se intenta suavizar y relajar este estado.
La última fase y una de las más importantes es la de fortalecer el tobillo y reeducar el equilibrio y la propiocepción de la articulación para evitar nuevas lesiones que suelen ser muy frecuentes en esguinces mal tratados. Para esto realizaremos:
- Ejercicios de propiocepción de tobillo y de todo el miembro inferior posteriormente. Con ejercicios a la pata coja, sobre platos inestables, camas elásticas… para que el tobillos sea capaz de reaccionar y estabilizarse ante cualquier tipo de estímulo que lo desequilibre.
- Potenciación de la musculatura de la zona (tibiales, gemelos…) El fisioterapeuta opondrá resistencia a todos los movimientos del pie, con la intención de fortalecer los músculos.
- Reeducación de la marcha que suele verse afectada por el dolor y el tiempo de inmovilización
- Comienzo de la actividad física: carrera ligera para luego ir aumentando la intensidad, realización de series de multisaltos, cambios bruscos de dirección…