Se trata de una novela ligera, divertida y mordaz, que retrata, cómo no, el estilo de vida, las manías y los códigos de la clase alta inglesa, aunque también se introduce, con la misma ironía, en otros ambientes, como el de la alta burguesía y el de los actores. En esta ocasión, Fellowes sitúa la acción en la década de 1990 para mostrarnos cómo han pervivido los anticuados modos de vida de la aristocracia británica.
Edith Lavery es una atractiva y ambiciosa joven, educada por una ambiciosa ama de casa con ínfulas aristocráticas. El azar dispone que conozca a Charles, conde Broughton, un hombre bueno y convencional, aunque aburrido y algo falto de luces. El joven se enamora de ella perdidamente y poco después, para horror de su familia, se casan. Edith ya es condesa y, aunque no está enamorada de su marido, cree que podrá ser feliz a su lado. Al principio, su nuevo mundo la fascina, pero en cuanto se acostumbra a él, se da cuenta de que se aburre mortalmente. En ese momento, se cruza en su vida un atractivo actor.
El argumento me ha recordado mucho al de Las dos señoras Grenville, de Dominick Dunne, de la que ya hablé aquí, ya que en ambos casos cuenta la historia de una mujer ambiciosa que asciende de clase social por un matrimonio sin amor y se encuentran con una suegra defensora de los valores tradicionales que, para evitar el qué dirán, apoya a su odiada nuera en todo. La diferencia de es que Esnobs es una comedia y que la arribista protagonista no es una bailarina de origen humilde, sino una niña bien de clase media alta que se ha educado en buenos colegios. Aun así, eso carece de importancia para el cerrado círculo aristocrático en el que ingresa por su matrimonio.
"Los ingleses, sean de la clase que sean, son adictos a la exclusividad. Deja a tres hombres en una habitación e inventarán una regla que evite que se les una un cuarto"Me ha resultado muy interesante el punto de vista desde el que está contada la historia. El narrador es un amigo de la pareja (en realidad comienza siendo amigo de ella, pero acaba siendo íntimo de él). Se trata de un actor de origen aristocrático, por lo que se maneja en ambos mundos y conoce perfectamente las reglas que rigen todos los círculos en los que se mueve Edith. Este narrador, del que desconocemos su nombre, cuenta la historia de Edith desde fuera: lo que ve, lo que le cuentan los protagonistas o terceras personas... Lo interesante de este punto de vista es que no sabemos con certeza lo que piensan los protagonistas, ya que eso sólo podríamos saberlo con un narrador en primera persona u omnisciente, así que al lector se le propone un interesante juego: discernir qué es real y qué no, ya que no se puede dar por sentado que todo lo que cuenta el narrador es verdad, porque él tampoco la conoce.
Lo más divertido de este narrador es que conoce perfectamente las costumbres de la clase alta, pero su vida bohemia le permite saltárselas de vez en cuando y, sobre todo, ofrecer una perspectiva crítica y desenfadada.
"En Inglaterra, uno de los peores errores que puede cometer un arribista social es la generosidad excesiva. Es algo realmente extraño porque ¿qué podría resultar más encantador? (...) De todos los posibles deslices, el peor de todos tal vez sea el de invitar a cenar "fuera" estando en el campo. La clase alta no sale de sus casas de campo por la noche si no es para ir a otras casas"