Estamos al principio de un nuevo boom en esto de la tecnología aplicada a la salud: la salud móvil (del inglés mHealth).
La tecnología móvil es cada vez más potente y está cada vez más extendida. Bien es cierto que se podría discutir mucho sobre esto último que digo: ¿está realmente disponible para quien lo necesita? ¿Están adaptadas a quien verdaderamente lo necesita o son proyecciones de las necesidades de otros que no las necesitan realmente? Un debate interesante, pero no es el objetivo de esta entrada.
Personalmente, lo que más me preocupa en la proliferación que está habiendo es: ¿quién está realmente detrás de las aplicaciones? ¿Puedo confiar en los consejos o información que me está ofreciendo esta aplicación? Desde mi punto de vista, el típico ‘disclaimer‘ hecho largo a propósito para que nadie se lo lea, no exime de responsabilidad (moral o ética, al menos) al autor de la aplicación.
Desde mi punto de vista, una aplicación para la salud no es ningún juego. Y aunque dista mucho de ser un medicamento, creo que deberían seguir cierto control… habría que ver cual, pero no podemos dejar este boom sin ningún control, porque nos puede explotar en la cara. Por ejemplo, ¿qué pasa si un adolescente ingresa en coma hipoglucémico por seguir las indicaciones de una aplicación que se ha bajado?
Pienso, ¿una certificación para las aplicaciones móviles de salud? Puff… si no se hace bien, puede ser un nuevo mundo de intereses y chanchulleos con sellos de certificación como moneda de cambio… no, no, quita.
¿Entonces? Pues algo muy sencillo, el sentido común. No fiarnos de cualquier cosa y consultar con nuestros profesionales sanitarios antes de fiarnos de una aplicación. Claro que esto abre otro debate, ¿están nuestros profesionales preparados para recomendar aplicaciones?
Y, a pesar de todo lo que os he contado, no era este el objetivo de la entrada. Yo os quería hablar de otra cuestión que me parece muy importante en toda esta moda tecnológica de la salud en la que estamos inmersos y que suele brillar por su ausencia: la evaluación… ¿pero esto sirve de verdad o no? En demasiadas ocasiones, detrás de los proyectos hay otras motivaciones e intereses… evaluar no interesa, que me sale movida la foto
Pero, no todo el panorama es tan feo. Se pueden hacer las cosas bien. Y eso es lo que nos demuestran en este estudio que está en curso: Funcionan las herramientas de mSalud de verdad? Evaluando el impacto de la tecnología móvil en la salud materno-infantil.
Os recomiendo que le echéis un vistazo al estudio. Será muy interesante ver qué resultados tienen… habrá que estar atentos.