Eso viernes tontos que nos acechan
Ahora son las doce de la mañana del viernes y este post saldrá publicado el lunes a las doce y media de la noche si todo va bien. Este está siendo un día de esos grises y el tiempo se desliza con parsimonia, recreándose y relentizando todo a su alrededor. Ves tu lista de tareas pendientes y todas están paradas porque te hace falta la respuesta de otra persona, estás parado y aunque puedes dedicar el tiempo a investigar áreas en las que te conviene reforzarte, la voluntad necesaria se quedó en la almohada justo en el momento que sonó la alarma.
Por ese motivo he salido a la terraza de la oficina y he escrito el post, post que usualmente escribo por las noches o cuando voy a buscar a los niños al colegio, momento en que me tomo un café en el bar de toda la vida, que a pesar de no ser el mejor del barrio, es el único que tiene terraza hasta que a la Colau le de el pronto de sancionarlos hasta la extenuación.
Soy consciente que en la carrera de emprender hay días mejores, días peores y fragmentos de veinticuatro horas que no merecen ni ser llamados días. Supongo que hoy es uno de esos momentos, en la que miras hacia atrás y eres consciente de todo el esfuerzo que has hecho, miras hacia adelante y miras todo lo que queda por hacer y estás satisfecho, sabes que habría muy pocas cosas que tendrías que mejorar, pero cuando miras el presente y te ves que tienes un cepo en los pies y no puedes avanzar, la energía vital se diluye y se convierte en palabras directamente sacadas del arameo preguntándote ¿a que están esperando?. Estos momentos de calma chicha son realmente molestos.
Sin poder moverse, como un tiburón, sientes que algo se desvanece y no sabes como contenerlo, simplemente se escapa entre tus dedos. Vuelves a repasar las noticias del sector y exploras un poco más a fondo los temas que te afectan y la idea ha sido como tirar agua en aceite hirviendo, te das cuenta que hay gente que corre más que tu, que a pesar de tener una dirección que crees equivocada pueden tener una velocidad que les permite mantener el vuelo mientras tu pierdes días y semanas decidiendo si el uniforme ha de ser azul cobalto o azul índigo. Joder, es un puto azul, piensas, deseando que las discusiones maratonianos se centren en aspectos más relacionados con el negocio y menos con el ego y la estética.
Abres la web que tienes en desarrollo y te das cuenta que la estructura ya la tienes montada y solo te queda aplicar el diseño, y que hasta que no sepamos que azul escojamos, vas a trabajar en vano, así que cierras los programas de desarrollo y te dedicas a repasar las finanzas, que al final es lo que te permite saber si puedes luchar para ver el siguiente día. Lo miras, te das cuenta que si, que mañana veremos amanecer y que veremos bastantes más amaneceres, y todavía te enerva más porque es tiempo que estamos dejando escapar, que la estrategia está definida, que la táctica la tenemos clara, solo hace falta que nos pongamos de acuerdo en dar la señal de salir, que todo este sobrepasar no hace más que incrementar la factura de café y la presión arterial de nuestros cuerpos, tanto por el café como por los interminables debates.
Dicen que el momento es parte del éxito, pero todavía no he aprendido a gestionar el momento. Unos dicen que es ahora, otros que haya que seguir equipándose y dos despistados dicen que el momento nunca llegará. Pero la pregunta es que haces mientras esperas el momento, los costes fijos siguen activos y dicen que quién golpea primero golpea dos veces. Soy consciente que hay que hacer las cosas bien, pero también que la perfección tiene un coste infinito y que es mejor salir con un ochenta por ciento de las funcionalidad y mejorar las prestaciones durante el viaje. Desarrolla rápido y corrige pronto que dicen.
También es posible que esté pidiendo volar a personas que todavía están aprendiendo a andar y que he de ser más paciente, ser más didáctico, más empático, que quizás tengamos que atravesar un desierto de formación para conseguir la epifanía que nos una a todos. Una especia de dilema del prisionero en formato empresa.
Pero la verdad, todo se resumen en que es viernes, llevo dos días medio enfermo y ni mi cabeza ni mi cuerpo están donde está mi mente, y eso, inevitablemente provoca una disponía entre ser y estar. No estoy donde quiero estar, pero lo peor es que es que no estoy donde tengo que estar, en mi aquí y mi ahora -se nota que tengo un pasado psicólogo- y aceptando esta realidad, quizás estos viernes tontos que acechan por los calendarios para atraparnos en su manto gris de pesimismo, desaparezcan de nuestra vida.
Película[1]
- Anacleto: Agente secreto http://www.imdb.com/title/tt3510480/ ↩
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Jose Salgado
Co Founder at HubLawyerCon formación en psicología y con un Máster en dirección de empresas, la curiosidad y las ganas de aprender han sido el motor de mi carrera profesional. Por este motivo he participado en proyectos de todo ámbito, ISPs, Comercio electrónico, Plataformas de e-learning, Comunidades de práctica y Redes sociales profesionales. Todo este historial profesional me ha llevado a tener una visión global de la empresa y una perspectiva orientada a negocio, donde el cliente se sitúa en el centro de todas las operaciones de marketing, ventas, tecnología y de gestión de recursos humanos.@exelisis
Ayudamos a adaptarse al mundo digital y potenciar el marketing y las ventas. Actualmente desarrollando el proyecto https://t.co/8eI5yfH3MKThe Role Of It In Marketing Industry https://t.co/dUpvqKd0ZT - 10 horas agoJose Salgado
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Por Jose Salgado|2015-11-13T15:39:38+00:00Lunes 16 noviembre 2015|Categorías: RRHH|Etiquetas: Motivación, Viernes|Sin comentarios