Si fuéramos capaces de satisfacer todas las necesidades de amor, comprensión, estimulación, proximidad física y sustento de este bebé, y si lo tratáramos con el mayor respeto y confianza, podríamos ver que nuestro hijo no se convierte en un monstruo egoísta y destructivo, sino en un adulto responsable, inteligente, colaborador y amoroso.
No hay notas relacionadas